NOCHES BLANCAS.
NOMBRES DE LOS INTEGRANTES:
……………………………………………………………………..
……………………………………………………………………..
Puntaje: 18 puntos.
A continuación usted encontrará una serie de preguntas que deberá responder en forma breve y fundamentada, ateniéndose a la pregunta que se le formula. Se le ruega responder a las preguntas por escrito, en el orden en que aparecen. Si usted prefiere comenzar respondiendo por otra pregunta antes que por la primera, se le solicita dejar el espacio para responder a las preguntas que dejó en espera.
Esta guía contiene preguntas de desarrollo, por lo que se le pide que ponga cuidado en la redacción de sus respuestas.
1.- ¿Por qué el relato leído por usted se titula Noches blancas? (1 punto)
2.- Cuando Nastenka se encuentra la primera noche con el protagonista del relato ella llora. ¿Cuál era la causa del llanto de la joven? (1 punto)
3.- ¿Cómo caracterizaría usted al protagonista del relato? (2 puntos)
4.- ¿Por qué se dice que Dostoievsky muestra en sus obras al “hombre insignificante”? Responda orientándose por el relato leído por usted. (3 puntos)
5.- ¿Cómo estructura Dostoievsky el relato Noches Blancas? (2 p)
6.- ¿Qué papel juega el inquilino de la abuela de Nástenka en la vida de la joven? (1 punto)
7- Nastenka acepta al joven protagonista como pareja. Explique, muy brevemente, por qué ocurre eso. (1 punto)
8.- ¿Cuál es la causa de la separación de Nástenka y nuestro joven protagonista? (2 puntos)
9.- Al final del relato Dstoievsky nos describe el lugar donde vive el protagonista. Según su opinión, ¿por qué describe un lugar descolorido donde incluso el sol es descolorido? (3 puntos)
10.- ¿Cuál es su opinión respecto del comportamiento de Nástienka hacia el joven protagonista? (3 p.)
sábado, 3 de noviembre de 2007
GUIA DE LECTURA Nº 1
POLIKUSHKA
L.TOLSTOI
NOMBRES DE LOS INTEGRANTES: ………………………………………………………..
PUNTAJE TOTAL: 32 puntos
PUNTAJE OBTENIDO: ………………………………………………………..
NOTA: ………………………………………………………………………….
A continuación usted encontrará una serie de preguntas que deberá responder en forma breve y fundamentada, ateniéndose a la pregunta que se le formula. Se le ruega responder a las preguntas por escrito, en el orden en que aparecen. Si usted prefiere comenzar respondiendo por otra pregunta antes que por la primera, se le solicita dejar el espacio para responder a las preguntas que dejó en espera.
Esta guía contiene preguntas de desarrollo, por lo que se le pide que ponga cuidado en la redacción de sus respuestas.
1.- ¿Por qué la novela se titula Polikushka? (1 p.)
2.- ¿Qué época histórica muestra Tólstoi en esta novela? (2 p)
3.- ¿Con qué problema se da inicio a la novela en el primer capítulo? (2 p)
4.- ¿Qué es una estufa rusa? (2 p)
5.- ¿Por qué L.Tolstoi muestra de manera tan real la vida de los campesinos en la novela? (1 p)
6.- Según la novela, ¿cómo se acostumbraba a solucionar el no envío de los siervos al ejército? ¿Qué otra situación para no estar en el ejército se cuenta en la novela? (2 p)
7.- ¿Cómo, de acuerdo a lo relatado en la novela, los campesinos solucionaban el problema de la alimentación? (2 p)
8.- ¿Polikushka es querido por la gente que lo rodea? Fundamente. (2 p)
9.- ¿Qué ocupación tenía Polikushka en la hacienda? (1 p)
10.- ¿Quiénes son los Dutlov y su familia? (1 p)
11.- ¿Qué tarea le encomienda la dueña de la hacienda a Polikei? (2 p)
12.- ¿Qué resultado tiene la tarea encomendada por la dueña de la hacienda a Polikei? (2 p)
13.- ¿Qué solución encuentra Polikei para limpiar su imagen ante los campesinos y la dueña de la hacienda? (1 p)
14.- ¿Qué drama ocurre en la familia de Polikei cuando ella conoce el destino que tuvo él? (2 p)
15.- Explique cómo Dutlov se hizo de 1500 rublos: ¿Los encontró? ¿Los ganó trabajando? (3 p)
16.- ¿A quién pertenecía el dinero encontrado por Dutlov y qué destino tuvo ese dinero? (3 p)
17.- A su juicio, ¿Tólstoi podría haber pensado en un final distinto para Polikushka? (3 p)
L.TOLSTOI
NOMBRES DE LOS INTEGRANTES: ………………………………………………………..
PUNTAJE TOTAL: 32 puntos
PUNTAJE OBTENIDO: ………………………………………………………..
NOTA: ………………………………………………………………………….
A continuación usted encontrará una serie de preguntas que deberá responder en forma breve y fundamentada, ateniéndose a la pregunta que se le formula. Se le ruega responder a las preguntas por escrito, en el orden en que aparecen. Si usted prefiere comenzar respondiendo por otra pregunta antes que por la primera, se le solicita dejar el espacio para responder a las preguntas que dejó en espera.
Esta guía contiene preguntas de desarrollo, por lo que se le pide que ponga cuidado en la redacción de sus respuestas.
1.- ¿Por qué la novela se titula Polikushka? (1 p.)
2.- ¿Qué época histórica muestra Tólstoi en esta novela? (2 p)
3.- ¿Con qué problema se da inicio a la novela en el primer capítulo? (2 p)
4.- ¿Qué es una estufa rusa? (2 p)
5.- ¿Por qué L.Tolstoi muestra de manera tan real la vida de los campesinos en la novela? (1 p)
6.- Según la novela, ¿cómo se acostumbraba a solucionar el no envío de los siervos al ejército? ¿Qué otra situación para no estar en el ejército se cuenta en la novela? (2 p)
7.- ¿Cómo, de acuerdo a lo relatado en la novela, los campesinos solucionaban el problema de la alimentación? (2 p)
8.- ¿Polikushka es querido por la gente que lo rodea? Fundamente. (2 p)
9.- ¿Qué ocupación tenía Polikushka en la hacienda? (1 p)
10.- ¿Quiénes son los Dutlov y su familia? (1 p)
11.- ¿Qué tarea le encomienda la dueña de la hacienda a Polikei? (2 p)
12.- ¿Qué resultado tiene la tarea encomendada por la dueña de la hacienda a Polikei? (2 p)
13.- ¿Qué solución encuentra Polikei para limpiar su imagen ante los campesinos y la dueña de la hacienda? (1 p)
14.- ¿Qué drama ocurre en la familia de Polikei cuando ella conoce el destino que tuvo él? (2 p)
15.- Explique cómo Dutlov se hizo de 1500 rublos: ¿Los encontró? ¿Los ganó trabajando? (3 p)
16.- ¿A quién pertenecía el dinero encontrado por Dutlov y qué destino tuvo ese dinero? (3 p)
17.- A su juicio, ¿Tólstoi podría haber pensado en un final distinto para Polikushka? (3 p)
lunes, 15 de octubre de 2007
BIOGRAFÍA DE FEDOR DOSTOIEVSKI
Escritor ruso, nacido el 11 de Noviembre de 1821 (según el calendario occidental adoptado por Rusia casi un siglo después) en Moscú. Fue el segundo de siete hijos de un médico militar que sirvió en los ejércitos que enfrentaban a Napoleón, abandona la milicia y toma un cargo en el Hospital para pobres de la ciudad natal del escritor. A lo largo de su juventud, el escritor se siente profundamente marcado por el carácter de su padre alcohólico, misántropo, avaro y sensual.
El hogar familiar quedaba en el mismo edificio en que funcionaba el manicomio, ubicado frente al cementerio donde se alzaba el patíbulo en el que se ejecutaba a los reos condenados. En 1832, el Dr. Dostoievsky obtuvo el derecho de adquirir propiedades y sirvientes, y pasa a ser dueño de dos aldeas y unas cien personas en la provincia de Tula, situada a unos kilómetros de Moscú. Ese mismo año la familia abandona Moscú para instalarse en la provincia de Tula, donde el viejo practicante había comprado unas fincas para llevar una vida de terrateniente.
En 1838, Dostoievsky marcha a San Petersburgo, donde realiza estudios en la Escuela de Ingenieros Militares.
Su salud era muy frágil, pues sufría epilepsia y de los nervios. Presentó su primera crisis de epilepsia a los 17 años, después de enterarse que su padre había sido asesinado por sus campesinos, quienes lo veían demasiado autoritario y su madre murió algún tiempo después. Durante ese período, se inicia en las matemáticas y en las ciencias exactas y paralelamente se apasiona por la literatura. Abandona el servicio militar en 1844 y publica su primera obra que alcanza un éxito inmediato. En 1849 es detenido por complot y sufre destierro en Siberia, donde condenado a muerte es indultado cinco minutos antes de la ejecución de su condena y liberado de ello, inicia una etapa de observación del pueblo y una lectura del Evangelio. Viajando por Europa, Dostoievsky inicia la redacción de lo que serán sus obras que lo inmortalizaran en la literatura.
Novelista ruso, uno de los más importantes de la literatura universal. Su obra posee la agudeza de quien ha penetrado hasta las más recónditas profundidades del alma humana y ejerció una profunda influencia en todos los ámbitos de la cultura moderna. En los personajes de sus novelas representa las bondades y bajezas humanas de una forma tan magistral que han sido objeto de estudio del psicoanálisis desde Freud hasta nuestros días.
Dostoievsky vivió en una época en que la masa democrática manifiesta y activa sus derechos. Esta masa la integraba una parte del pueblo, inquieto hasta lo más hondo por el auge del capitalismo y por la derrota sufrida por el movimiento revolucionario durante el tercer, cuarto y sexto decenios del siglo XIX. El núcleo de esta masa lo constituía, como se decía en la literatura, el «hombre insignificante», que tan magistralmente retrata el escritor en sus obras.
Era una época que se caracterizaba por unos rasgos "de decadencia, que superaban con mucho todos los horrores que conoce la historia de los últimos tiempos del Imperio Romano".
Según el ensayista Augusto Vidal, las específicas facultades del talento de Dostoievsky, su sensibilidad hacia los aspectos trágicos de la vida y su compasión hacia los sufrimientos humanos convierten al escritor ruso en el Shakespeare de su tiempo. En el género de novela-tragedia creado por él, Dostoievsky muestra con extraordinaria fuerza muchos de los trágicos rasgos de la vida de Rusia y Europa occidental no sólo de su época, sino también de las décadas siguientes.
Como testimonian sus obras, su atención como persona y escritor se centró desde sus primeros pasos en el campo de la literatura hasta el final de su existencia en los problemas centrales de la vida social de su época.
Dostoievsky se consideraba un escritor poseído por la angustia hacia las cuestiones de actualidad, por ello sus novelas están dirigidas indefectiblemente hacia lo contemporáneo. Y al mismo tiempo, consideraba la realidad «actual» como una época crítica, crucial, en la vida de Rusia y Europa, como una época que servia de resumen y constituía el prólogo de otra, de una nueva época de desarrollo histórico social y cultural.
Dostoievsky, el gran humanista ruso, estaba firmemente convencido de que el sentido principal de su época consistía en la transformación de la sociedad humana en una más perfecta, es decir, en la búsqueda de las sendas y los procedimientos de realización de las formas reales y terrenales de convivencia, basadas en la justicia y la hermandad.
Dostoievsky no escribió ni una sola obra sobre temas históricos, aunque, según se sabe, pensó repetidas veces hacerlo. Toda su atención de escritor la centró en la realidad "actual" ya que era precisamente en ella, donde, desde su punto de vista, latía el pulso fundamental de la historia de la humanidad, donde se resumía todo el pasado y se determinaban los caminos de la vida del hombre.
La gran ciudad, cuyos novelistas clásicos fueron en Occidente Balzac y Dickens y en Rusia Dostoievsky, constituía para la literatura no sólo un tema nuevo entre otros muchos. Como lo sintió cada uno de los escritores mencionados, el nuevo género de vida de la ciudad, surgido en el siglo XIX, ejerció su influencia en los propios fundamentos de la metáfora poética. Todo el carácter de las relaciones sociales, el ritmo de vida, se modifica bajo la influencia de las nuevas condiciones socioeconómicas. No sólo en la literatura, sino en la propia realidad surgen nuevas medidas de la vida social y la conciencia humana.
«El hombre en la superficie de la tierra no tiene derecho a dar la espalda y a ignorar lo que sucede en el mundo, y para ello existen causas morales supremas» -escribía Dostoievski en defensa de su severo realismo. Y el escritor se convierte en un nuevo Dante, que no tiene miedo de penetrar en los más profundos y tenebrosos círculos del infierno del alma del individuo de la época en que vive y cuyas lacras morales se ocupa de estudiar. Cuanto más "fantástico" e inhumano es el mundo que rodea al hombre, más abrasadora es en éste, según el convencimiento de Dostoievsky, la melancolía que siente por el ideal y mayor es el deber del escritor de «encontrar en el hombre al hombre», mostrar sin recurrir a adornos artificiales, «con pleno realismo», no sólo las monstruosidades y el «caos» que imperan en el mundo, sino el impulso hacia el ideal oculto en el «alma humana», el ansia de «rehabilitar al individuo destruido, aplastado por el injusto yugo de las circunstancias, del estancamiento secular y de los prejuicios sociales».
El mundo que retrata Dostoievsky corresponde a la época en que entre las diferentes capas de Rusia posterior a la reforma se incrementa con especial fuerza el sentimiento de la personalidad. En el reino de las «almas muertas» descrito por Gógol, el individuo aislado se sentía aplastado y despersonalizado, transformado por el régimen de los terratenientes y los funcionarios en una simple ruedecilla de la máquina burocrática, semejanza de Poprischin en Apuntes de un loco o de Akaki Alcákievich en El capote. Ya en Pobres gentes y otras de sus obras tempranas, el propio Dostoievsky refleja el despertar de la personalidad humana, incluso en el hombre-trapo, despersonalizado y ultrajado por la vida.
En sus novelas no aparece un solo individuo en quien, de uno u otro modo -aunque sea deformado y mutilado-, no se manifieste el principio personal «arrancado» de las formas tradicionales, estamentales, de comportamiento y pensamiento. En el complejo proceso de intranquilidad, movimiento y búsquedas morales están implicados los funcionarios Diévushkin y Goliadkin, el estudiante Raskólnikov y el encalador Mikolka de Crimen y castigo, el justo príncipe Myshkin, la «cortesana» Nastasia Filippovna y el hijo de un mercader Rogozhin de El idiota, el escéptico Iván Karamázov, su hermano el «precoz humanitario» Aliosha y el adolescente-«nihilista» Kolia Krasotkin de Los Hermanos Karamazov
El mundo artístico de Dostoievsky, lo mismo que su creador es «pura lucha». Es un mundo de pensamientos y de búsquedas plenas de tensión. Esas circunstancias sociales, que en la época de la civilización burguesa dividen a los hombres y engendran el mal en sus almas, activan, según el diagnóstico del escritor, su conciencia, empujan a sus héroes al camino de la resistencia, crean en ellos el ansia de comprender profundamente no sólo las contradicciones de la época en que viven, sino también los resultados y las perspectivas de toda la historia de la humanidad, despiertan su razón y conciencia.
En Shakespeare, personajes diferentes -reyes y bufones-, cada uno en su lengua particular, de acuerdo con el nivel de sus concepciones, expresan ora de forma elevada, ora de forma rastrera la convicción, común a las personas de su época, de que el mundo está trágicamente «desquiciado» y necesita ser transformado. Igualmente en Dostoievski, los interiormente activos Marmeládov y Raskólnikov, Myshkin y Liébedev, Fiódor Pávlovich e Iván Karámazov sienten cada uno a su manera su propia falta de venerabilidad y la falta de venerabilidad de la sociedad que los rodea. Todos esos héroes –aunque en diferente grado- tienen vergüenza y están dotados de conciencia, cada uno de ellos es inteligente y observador a su manera, en la medida de su experiencia vital práctica y teórica, y participa en el diálogo general, que toca e ilumina desde diferentes aspectos los problemas centrales, más delicados, de la experiencia histórica de la humanidad, de su pasado y futuro.
De ahí que las novelas de Dostoievski estén saturadas de un intranquilo y escudriñador pensamiento filosófico, próximo a las personas de nuestro tiempo y afín a los mejores modelos de la literatura del siglo XX.
El escritor se daba cuenta de que la vida prosaica y cotidiana de la sociedad contemporánea suya engendraba no sólo indigencia, sino también carencia de derechos. Hacia surgir además como complemento necesario suyo diferente género de «ideas» fantásticas e ilusiones ideológicas -ideales depravados- en la mente de las personas, no menos deprimentes, agobiantes y terribles, que el lado externo de su vida. La atención de Dostoievski, artista y pensador, en esta compleja y fantástica faceta de la vida de una gran ciudad le permitió aunar en sus relatos y novelas cuadros sobrios y exactos de la realidad cotidiana, prosaica, con tan profunda sensación de su tragedia social, con una envergadura de imágenes y fuerza de penetración en las profundidades del alma humana, que es raro encontrar parangón en la literatura universal.
Pero no sólo el tema de la contradicción interna, de la irracionalidad del mundo interior del individuo que vive en la sociedad, cuya vida diaria está sometida a las inalcanzables e impersonales leyes, hostiles al hombre vivo, se ve reflejado de forma profundamente trágica en la obra de Dostoievski. En tan trágico reflejo se pone también claramente de manifiesto la tendencia opuesta de la vida social de los siglos XIX y XX, consistente en que en comparación con los tiempos pasados había crecido extraordinariamente el papel de las ideas en la vida de la sociedad.
En sus obras, Dostoievski comprueba cada vez no sólo la solidez de diferentes tipos de personas, sino los estados de ánimo que predominaban en su tiempo o que surgían ante sus ojos. En tales circunstancias, como escritor que en su juventud había sido testigo del fracaso del sistema de Hegel, Dostoievski comparte el escepticismo respecto a las posibilidades de la «idea absoluta», la cual se manifestaba de diferente formas entre las celebridades de las décadas del 40-60. El escritor procuraba siempre comprobar cualquier idea abstracta en la vida práctica de las personas y de las grandes masas humanas. Sus novelas constituyen de hecho una y otra vez un grandioso laboratorio artístico, en el que verifica la solidez de las ideas sociales y filosóficas del pasado y el presente, en las que se revelan no sólo sus potencias manifiestas, sino también sus pro y contra.
El hogar familiar quedaba en el mismo edificio en que funcionaba el manicomio, ubicado frente al cementerio donde se alzaba el patíbulo en el que se ejecutaba a los reos condenados. En 1832, el Dr. Dostoievsky obtuvo el derecho de adquirir propiedades y sirvientes, y pasa a ser dueño de dos aldeas y unas cien personas en la provincia de Tula, situada a unos kilómetros de Moscú. Ese mismo año la familia abandona Moscú para instalarse en la provincia de Tula, donde el viejo practicante había comprado unas fincas para llevar una vida de terrateniente.
En 1838, Dostoievsky marcha a San Petersburgo, donde realiza estudios en la Escuela de Ingenieros Militares.
Su salud era muy frágil, pues sufría epilepsia y de los nervios. Presentó su primera crisis de epilepsia a los 17 años, después de enterarse que su padre había sido asesinado por sus campesinos, quienes lo veían demasiado autoritario y su madre murió algún tiempo después. Durante ese período, se inicia en las matemáticas y en las ciencias exactas y paralelamente se apasiona por la literatura. Abandona el servicio militar en 1844 y publica su primera obra que alcanza un éxito inmediato. En 1849 es detenido por complot y sufre destierro en Siberia, donde condenado a muerte es indultado cinco minutos antes de la ejecución de su condena y liberado de ello, inicia una etapa de observación del pueblo y una lectura del Evangelio. Viajando por Europa, Dostoievsky inicia la redacción de lo que serán sus obras que lo inmortalizaran en la literatura.
Novelista ruso, uno de los más importantes de la literatura universal. Su obra posee la agudeza de quien ha penetrado hasta las más recónditas profundidades del alma humana y ejerció una profunda influencia en todos los ámbitos de la cultura moderna. En los personajes de sus novelas representa las bondades y bajezas humanas de una forma tan magistral que han sido objeto de estudio del psicoanálisis desde Freud hasta nuestros días.
Dostoievsky vivió en una época en que la masa democrática manifiesta y activa sus derechos. Esta masa la integraba una parte del pueblo, inquieto hasta lo más hondo por el auge del capitalismo y por la derrota sufrida por el movimiento revolucionario durante el tercer, cuarto y sexto decenios del siglo XIX. El núcleo de esta masa lo constituía, como se decía en la literatura, el «hombre insignificante», que tan magistralmente retrata el escritor en sus obras.
Era una época que se caracterizaba por unos rasgos "de decadencia, que superaban con mucho todos los horrores que conoce la historia de los últimos tiempos del Imperio Romano".
Según el ensayista Augusto Vidal, las específicas facultades del talento de Dostoievsky, su sensibilidad hacia los aspectos trágicos de la vida y su compasión hacia los sufrimientos humanos convierten al escritor ruso en el Shakespeare de su tiempo. En el género de novela-tragedia creado por él, Dostoievsky muestra con extraordinaria fuerza muchos de los trágicos rasgos de la vida de Rusia y Europa occidental no sólo de su época, sino también de las décadas siguientes.
Como testimonian sus obras, su atención como persona y escritor se centró desde sus primeros pasos en el campo de la literatura hasta el final de su existencia en los problemas centrales de la vida social de su época.
Dostoievsky se consideraba un escritor poseído por la angustia hacia las cuestiones de actualidad, por ello sus novelas están dirigidas indefectiblemente hacia lo contemporáneo. Y al mismo tiempo, consideraba la realidad «actual» como una época crítica, crucial, en la vida de Rusia y Europa, como una época que servia de resumen y constituía el prólogo de otra, de una nueva época de desarrollo histórico social y cultural.
Dostoievsky, el gran humanista ruso, estaba firmemente convencido de que el sentido principal de su época consistía en la transformación de la sociedad humana en una más perfecta, es decir, en la búsqueda de las sendas y los procedimientos de realización de las formas reales y terrenales de convivencia, basadas en la justicia y la hermandad.
Dostoievsky no escribió ni una sola obra sobre temas históricos, aunque, según se sabe, pensó repetidas veces hacerlo. Toda su atención de escritor la centró en la realidad "actual" ya que era precisamente en ella, donde, desde su punto de vista, latía el pulso fundamental de la historia de la humanidad, donde se resumía todo el pasado y se determinaban los caminos de la vida del hombre.
La gran ciudad, cuyos novelistas clásicos fueron en Occidente Balzac y Dickens y en Rusia Dostoievsky, constituía para la literatura no sólo un tema nuevo entre otros muchos. Como lo sintió cada uno de los escritores mencionados, el nuevo género de vida de la ciudad, surgido en el siglo XIX, ejerció su influencia en los propios fundamentos de la metáfora poética. Todo el carácter de las relaciones sociales, el ritmo de vida, se modifica bajo la influencia de las nuevas condiciones socioeconómicas. No sólo en la literatura, sino en la propia realidad surgen nuevas medidas de la vida social y la conciencia humana.
«El hombre en la superficie de la tierra no tiene derecho a dar la espalda y a ignorar lo que sucede en el mundo, y para ello existen causas morales supremas» -escribía Dostoievski en defensa de su severo realismo. Y el escritor se convierte en un nuevo Dante, que no tiene miedo de penetrar en los más profundos y tenebrosos círculos del infierno del alma del individuo de la época en que vive y cuyas lacras morales se ocupa de estudiar. Cuanto más "fantástico" e inhumano es el mundo que rodea al hombre, más abrasadora es en éste, según el convencimiento de Dostoievsky, la melancolía que siente por el ideal y mayor es el deber del escritor de «encontrar en el hombre al hombre», mostrar sin recurrir a adornos artificiales, «con pleno realismo», no sólo las monstruosidades y el «caos» que imperan en el mundo, sino el impulso hacia el ideal oculto en el «alma humana», el ansia de «rehabilitar al individuo destruido, aplastado por el injusto yugo de las circunstancias, del estancamiento secular y de los prejuicios sociales».
El mundo que retrata Dostoievsky corresponde a la época en que entre las diferentes capas de Rusia posterior a la reforma se incrementa con especial fuerza el sentimiento de la personalidad. En el reino de las «almas muertas» descrito por Gógol, el individuo aislado se sentía aplastado y despersonalizado, transformado por el régimen de los terratenientes y los funcionarios en una simple ruedecilla de la máquina burocrática, semejanza de Poprischin en Apuntes de un loco o de Akaki Alcákievich en El capote. Ya en Pobres gentes y otras de sus obras tempranas, el propio Dostoievsky refleja el despertar de la personalidad humana, incluso en el hombre-trapo, despersonalizado y ultrajado por la vida.
En sus novelas no aparece un solo individuo en quien, de uno u otro modo -aunque sea deformado y mutilado-, no se manifieste el principio personal «arrancado» de las formas tradicionales, estamentales, de comportamiento y pensamiento. En el complejo proceso de intranquilidad, movimiento y búsquedas morales están implicados los funcionarios Diévushkin y Goliadkin, el estudiante Raskólnikov y el encalador Mikolka de Crimen y castigo, el justo príncipe Myshkin, la «cortesana» Nastasia Filippovna y el hijo de un mercader Rogozhin de El idiota, el escéptico Iván Karamázov, su hermano el «precoz humanitario» Aliosha y el adolescente-«nihilista» Kolia Krasotkin de Los Hermanos Karamazov
El mundo artístico de Dostoievsky, lo mismo que su creador es «pura lucha». Es un mundo de pensamientos y de búsquedas plenas de tensión. Esas circunstancias sociales, que en la época de la civilización burguesa dividen a los hombres y engendran el mal en sus almas, activan, según el diagnóstico del escritor, su conciencia, empujan a sus héroes al camino de la resistencia, crean en ellos el ansia de comprender profundamente no sólo las contradicciones de la época en que viven, sino también los resultados y las perspectivas de toda la historia de la humanidad, despiertan su razón y conciencia.
En Shakespeare, personajes diferentes -reyes y bufones-, cada uno en su lengua particular, de acuerdo con el nivel de sus concepciones, expresan ora de forma elevada, ora de forma rastrera la convicción, común a las personas de su época, de que el mundo está trágicamente «desquiciado» y necesita ser transformado. Igualmente en Dostoievski, los interiormente activos Marmeládov y Raskólnikov, Myshkin y Liébedev, Fiódor Pávlovich e Iván Karámazov sienten cada uno a su manera su propia falta de venerabilidad y la falta de venerabilidad de la sociedad que los rodea. Todos esos héroes –aunque en diferente grado- tienen vergüenza y están dotados de conciencia, cada uno de ellos es inteligente y observador a su manera, en la medida de su experiencia vital práctica y teórica, y participa en el diálogo general, que toca e ilumina desde diferentes aspectos los problemas centrales, más delicados, de la experiencia histórica de la humanidad, de su pasado y futuro.
De ahí que las novelas de Dostoievski estén saturadas de un intranquilo y escudriñador pensamiento filosófico, próximo a las personas de nuestro tiempo y afín a los mejores modelos de la literatura del siglo XX.
El escritor se daba cuenta de que la vida prosaica y cotidiana de la sociedad contemporánea suya engendraba no sólo indigencia, sino también carencia de derechos. Hacia surgir además como complemento necesario suyo diferente género de «ideas» fantásticas e ilusiones ideológicas -ideales depravados- en la mente de las personas, no menos deprimentes, agobiantes y terribles, que el lado externo de su vida. La atención de Dostoievski, artista y pensador, en esta compleja y fantástica faceta de la vida de una gran ciudad le permitió aunar en sus relatos y novelas cuadros sobrios y exactos de la realidad cotidiana, prosaica, con tan profunda sensación de su tragedia social, con una envergadura de imágenes y fuerza de penetración en las profundidades del alma humana, que es raro encontrar parangón en la literatura universal.
Pero no sólo el tema de la contradicción interna, de la irracionalidad del mundo interior del individuo que vive en la sociedad, cuya vida diaria está sometida a las inalcanzables e impersonales leyes, hostiles al hombre vivo, se ve reflejado de forma profundamente trágica en la obra de Dostoievski. En tan trágico reflejo se pone también claramente de manifiesto la tendencia opuesta de la vida social de los siglos XIX y XX, consistente en que en comparación con los tiempos pasados había crecido extraordinariamente el papel de las ideas en la vida de la sociedad.
En sus obras, Dostoievski comprueba cada vez no sólo la solidez de diferentes tipos de personas, sino los estados de ánimo que predominaban en su tiempo o que surgían ante sus ojos. En tales circunstancias, como escritor que en su juventud había sido testigo del fracaso del sistema de Hegel, Dostoievski comparte el escepticismo respecto a las posibilidades de la «idea absoluta», la cual se manifestaba de diferente formas entre las celebridades de las décadas del 40-60. El escritor procuraba siempre comprobar cualquier idea abstracta en la vida práctica de las personas y de las grandes masas humanas. Sus novelas constituyen de hecho una y otra vez un grandioso laboratorio artístico, en el que verifica la solidez de las ideas sociales y filosóficas del pasado y el presente, en las que se revelan no sólo sus potencias manifiestas, sino también sus pro y contra.
sábado, 13 de octubre de 2007
Lenin. Vladimir Ilich Ulianov
Texto preparado por Rosa María Montes
10 de abril 1870 - 21de enero de 1924
Nació en Simbirsk en en el seno de una humilde familia. Su padre era inspector de Escuelas rurales, lo que sin duda propició que Lenin pudiera cursar estudios primarios y secundarios. Su madre, conocedora de varios idiomas inculcó en los hijos el amor por el conocimiento y acostumbraba a hablarles a sus hijos cada día en un idioma distinto, lo que se hizo una costumbre familiar y los hijos aprendieron rápidamente varios idiomas.
La mayor influencia en temas sociales recibida por el joven Lenin en estos primeros años de su vida proviene de su hermano Alejandro, quien le introduce en la lectura de textos revolucionarios y contrarios al régimen zarista. La influencia de su hermano le facilitó el ingreso en la organización La Voluntad del Pueblo, integrada por estudiantes de San Petersburgo, de carácter secreto y revolucionario. Su hermano Alejandro fue torturado y ahorcado por tomar parte en un atentado contra el zar Alejandro III. Sin duda este hecho debió influir en la determinación de Lenin de dedicar su vida a acabar con el zarismo, lo que lograría algunos años más tarde.
Expulsado en 1891 de la Universidad de Kazán, consiguió después aprobar en derecho en San Petersburgo. Muy influido por Marx, era también discípulo de Plejánov, primer ideólogo del pensamiento bolchevique, y de Netcháyev, este último seguidor de Bakunin. Sus posturas políticas le costaron la expulsión de la Universidad de San Petersburgo y el destierro a la aldea de Kukuschkinstoya. Por estas fechas abandonó el ejercicio de la abogacía, profesión que consideraba al servicio de los poderosos, y se dedicó a la escritura de su pensamiento en forma de folletos y pequeñas obras. Uno de ellos, Los amigos del pueblo, alcanzó gran difusión en 1894. También por estos años empieza a usar el apelativo de Lenin, cuestión usual entre los revolucionarios, obligados a moverse en la clandestinidad y al uso de pseudónimos.
En 1895 creó un grupo de agitación, la "Unión de lucha para la emancipación de la clase obrera", cuyo objetivo era combatir la opresión y miseria a que el capitalismo sometía a los proletarios rusos. Ese mismo año marcha a Suiza y Alemania para intercambiar ideas con otros revolucionarios marxistas y anarquistas. Sin embargo, miembros infiltrados del Servicio Secreto social ruso le delatan, lo que hará que sea apresado al regresar a San Petersburgo y deportado a Siberia. En su retiro forzoso, que durará hasta 1900, aun podrá organizar en Minsk el primer Congreso del Partido Socialdemócrata ruso, clave básica para los acontecimientos que se sucederán en 1917. También durante su deportación contraerá matrimonio con Nadejda Krupskaia, dirigente socialista, y escribirá su obra Desenvolvimiento del capitalismo en Rusia (1899).
En 1900 consigue salir de Siberia, no hay acuerdo sobre si liberado o huyendo y busca asilo en Suiza. En el país centroeuropeo funda el periódico Iskra, "La Chispa", con la colaboración de Plejánov. También con él fundará la revista Vperiod, "Adelante", siguiendo con una colaboración que comenzará a romperse a partir de 1902, a partir de la publicación de Lenin de su escrito ¿Qué hacer?, en el que se aleja y define claramente opuesto a las posturas de los mencheviques, moderados, defendidas por su amigo Plekhanov.
La actividad de Lenin en Suiza es incesante, robando horas al descanso para impartir conferencias, escribir, organizar el movimiento revolucionario y enviar colaboraciones a periódicos de izquierda de toda Europa. Convertido en referente de la izquierda revolucionaria, sus escritos circulaban clandestinamente de mano en mano entre todos los izquierdistas rusos. A pesar de su ascendiente sobre los bolcheviques rusos, no tomó parte en la revolución de 1905, en la que se organizaron los primeros soviets en San Petersburgo y Moscú, organizados por los mencheviques.
La apertura política de Rusia propiciada por la implantación de un cierto constitucionalismo a cargo de Nicolás II (1905), facilitó el regreso de Lenin y sus colaboradores a su país. En esta nueva situación, se dedicó a la estructuración de un movimiento obrero y proletario. Sin embargo, un retroceso en la apertura democrática rusa provocó un recorte de las libertades y de nuevo la huída de Lenin, quien vivirá alternativamente entre Suiza, París y Londres. En esta etapa consolida su amistad con Trotski, y escribirá, 1909, su mejor obra: Materialismo y empirocriticismo. , obra de carácter filosófico en la que expone el pensamiento marxista respecto de la materia, tema candente en esa época a raíz de los aportes de Einstein en el campo de la física.
En Suiza publica Para la conquista del poder, y trabaja en la organización de las Conferencias de Zimmerwald y Kienthald, entre 1915 y 1916, que debían recoger el espíritu de la II Internacional.
Con motivo de la I Guerra Mundial regresa a Rusia clandestinamente, en 1917. Muy crítico con la guerra, alega que se trata de un enfrentamiento provocado por el capital y en el que los obreros mueren por una causa absurda, ajena y explotadora. Así, propone un pacto con las izquierdas alemanas para no participar en el conflicto, al mismo tiempo que dirige sus ataques contra el gobierno provisional del príncipe Lvov. En el diario Pravda publica su programa, que incluye, además del fin de la guerra, el reparto de tierras entre los campesinos y el poder para los soviets.
La situación se tornó insostenible al poco tiempo. El 4 de mayo de ese mismo año se produjeron sublevaciones en San Petersburgo reclamando el fin de la guerra. Y el 17 de julio, nuevamente en la misma ciudad, se produjeron protestas contra el menchevique Kerensky, provocando una respuesta violenta por parte del gobierno. En agosto, sale a la luz el libro de Lenin titulado El Estado y la revolución, en el que postula la dictadura del proletariado como herramienta imprescindible para acabar con la opresión del capital y del zarismo. Dos meses más tarde, se produce la revolución de octubre, siéndole concedida por el Congreso de los Soviets la presidencia del Consejo de los Comisarios del Pueblo.
Su primera acción es declarar la paz, rompiendo los acuerdos tomados con Gran Bretaña y Francia. Más tarde, promulga decretos en los que abole la propiedad privada, nacionaliza las industrias, crea el Ejército Rojo y reconoce las diferentes nacionalidades insertas en el Estado ruso.
Tras trasladar la capital a Moscú, pone en práctica los principios económicos, sociales y políticos del comunismo. En respuesta, ha de hacer frente a movimientos de oposición que intentan desalojarle del poder y contrarrestar la revolución. Son los meses de julio y agosto de 1918. El 30 de agosto de ese mismo año es objeto de un atentado por parte de Fanny Roid Kaplan, socialista revolucionaria moderada, lo que origina a su vez un amplio movimiento de depuración de las filas revolucionarias.
Con todo, la oposición, tanto interior como exterior, no cesaba de presionar sobre Lenin y los comunistas. Para defender el Estado soviético, Lenin puso a Trotski al frente de los ejércitos y, el 16 de enero de 1920, convirtió el Consejo de Obreros y Campesinos en un Consejo de Trabajo y Defensa.
En marzo de 1921 se sublevaron los marinos de Kronstadt, lo que hizo que Lenin promoviera una cierta apertura hacia la propiedad privada, aunque con carácter provisional. Ese mismo año convocó en Moscú un Congreso de partidos comunistas, constituido como la III Internacional, cuya doctrina fundamental fueron las críticas al socialismo de la II Internacional, acusado de pactar con el capitalismo bélico. El 30 de diciembre de 1922, para integrar las diferentes nacionalidades del territorio ruso, proclamó la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Enfermo de hemiplejía, hubo de abandonar las tareas de gobierno a finales de 1922, falleciendo el 21 de enero del año siguiente. Su cadáver, embalsamado, fue objeto de culto durante todo el período soviético, al ser expuesto en un mausoleo de la Plaza Roja de Moscú. Tras su muerte, Stalin se instala en el poder.
10 de abril 1870 - 21de enero de 1924
Nació en Simbirsk en en el seno de una humilde familia. Su padre era inspector de Escuelas rurales, lo que sin duda propició que Lenin pudiera cursar estudios primarios y secundarios. Su madre, conocedora de varios idiomas inculcó en los hijos el amor por el conocimiento y acostumbraba a hablarles a sus hijos cada día en un idioma distinto, lo que se hizo una costumbre familiar y los hijos aprendieron rápidamente varios idiomas.
La mayor influencia en temas sociales recibida por el joven Lenin en estos primeros años de su vida proviene de su hermano Alejandro, quien le introduce en la lectura de textos revolucionarios y contrarios al régimen zarista. La influencia de su hermano le facilitó el ingreso en la organización La Voluntad del Pueblo, integrada por estudiantes de San Petersburgo, de carácter secreto y revolucionario. Su hermano Alejandro fue torturado y ahorcado por tomar parte en un atentado contra el zar Alejandro III. Sin duda este hecho debió influir en la determinación de Lenin de dedicar su vida a acabar con el zarismo, lo que lograría algunos años más tarde.
Expulsado en 1891 de la Universidad de Kazán, consiguió después aprobar en derecho en San Petersburgo. Muy influido por Marx, era también discípulo de Plejánov, primer ideólogo del pensamiento bolchevique, y de Netcháyev, este último seguidor de Bakunin. Sus posturas políticas le costaron la expulsión de la Universidad de San Petersburgo y el destierro a la aldea de Kukuschkinstoya. Por estas fechas abandonó el ejercicio de la abogacía, profesión que consideraba al servicio de los poderosos, y se dedicó a la escritura de su pensamiento en forma de folletos y pequeñas obras. Uno de ellos, Los amigos del pueblo, alcanzó gran difusión en 1894. También por estos años empieza a usar el apelativo de Lenin, cuestión usual entre los revolucionarios, obligados a moverse en la clandestinidad y al uso de pseudónimos.
En 1895 creó un grupo de agitación, la "Unión de lucha para la emancipación de la clase obrera", cuyo objetivo era combatir la opresión y miseria a que el capitalismo sometía a los proletarios rusos. Ese mismo año marcha a Suiza y Alemania para intercambiar ideas con otros revolucionarios marxistas y anarquistas. Sin embargo, miembros infiltrados del Servicio Secreto social ruso le delatan, lo que hará que sea apresado al regresar a San Petersburgo y deportado a Siberia. En su retiro forzoso, que durará hasta 1900, aun podrá organizar en Minsk el primer Congreso del Partido Socialdemócrata ruso, clave básica para los acontecimientos que se sucederán en 1917. También durante su deportación contraerá matrimonio con Nadejda Krupskaia, dirigente socialista, y escribirá su obra Desenvolvimiento del capitalismo en Rusia (1899).
En 1900 consigue salir de Siberia, no hay acuerdo sobre si liberado o huyendo y busca asilo en Suiza. En el país centroeuropeo funda el periódico Iskra, "La Chispa", con la colaboración de Plejánov. También con él fundará la revista Vperiod, "Adelante", siguiendo con una colaboración que comenzará a romperse a partir de 1902, a partir de la publicación de Lenin de su escrito ¿Qué hacer?, en el que se aleja y define claramente opuesto a las posturas de los mencheviques, moderados, defendidas por su amigo Plekhanov.
La actividad de Lenin en Suiza es incesante, robando horas al descanso para impartir conferencias, escribir, organizar el movimiento revolucionario y enviar colaboraciones a periódicos de izquierda de toda Europa. Convertido en referente de la izquierda revolucionaria, sus escritos circulaban clandestinamente de mano en mano entre todos los izquierdistas rusos. A pesar de su ascendiente sobre los bolcheviques rusos, no tomó parte en la revolución de 1905, en la que se organizaron los primeros soviets en San Petersburgo y Moscú, organizados por los mencheviques.
La apertura política de Rusia propiciada por la implantación de un cierto constitucionalismo a cargo de Nicolás II (1905), facilitó el regreso de Lenin y sus colaboradores a su país. En esta nueva situación, se dedicó a la estructuración de un movimiento obrero y proletario. Sin embargo, un retroceso en la apertura democrática rusa provocó un recorte de las libertades y de nuevo la huída de Lenin, quien vivirá alternativamente entre Suiza, París y Londres. En esta etapa consolida su amistad con Trotski, y escribirá, 1909, su mejor obra: Materialismo y empirocriticismo. , obra de carácter filosófico en la que expone el pensamiento marxista respecto de la materia, tema candente en esa época a raíz de los aportes de Einstein en el campo de la física.
En Suiza publica Para la conquista del poder, y trabaja en la organización de las Conferencias de Zimmerwald y Kienthald, entre 1915 y 1916, que debían recoger el espíritu de la II Internacional.
Con motivo de la I Guerra Mundial regresa a Rusia clandestinamente, en 1917. Muy crítico con la guerra, alega que se trata de un enfrentamiento provocado por el capital y en el que los obreros mueren por una causa absurda, ajena y explotadora. Así, propone un pacto con las izquierdas alemanas para no participar en el conflicto, al mismo tiempo que dirige sus ataques contra el gobierno provisional del príncipe Lvov. En el diario Pravda publica su programa, que incluye, además del fin de la guerra, el reparto de tierras entre los campesinos y el poder para los soviets.
La situación se tornó insostenible al poco tiempo. El 4 de mayo de ese mismo año se produjeron sublevaciones en San Petersburgo reclamando el fin de la guerra. Y el 17 de julio, nuevamente en la misma ciudad, se produjeron protestas contra el menchevique Kerensky, provocando una respuesta violenta por parte del gobierno. En agosto, sale a la luz el libro de Lenin titulado El Estado y la revolución, en el que postula la dictadura del proletariado como herramienta imprescindible para acabar con la opresión del capital y del zarismo. Dos meses más tarde, se produce la revolución de octubre, siéndole concedida por el Congreso de los Soviets la presidencia del Consejo de los Comisarios del Pueblo.
Su primera acción es declarar la paz, rompiendo los acuerdos tomados con Gran Bretaña y Francia. Más tarde, promulga decretos en los que abole la propiedad privada, nacionaliza las industrias, crea el Ejército Rojo y reconoce las diferentes nacionalidades insertas en el Estado ruso.
Tras trasladar la capital a Moscú, pone en práctica los principios económicos, sociales y políticos del comunismo. En respuesta, ha de hacer frente a movimientos de oposición que intentan desalojarle del poder y contrarrestar la revolución. Son los meses de julio y agosto de 1918. El 30 de agosto de ese mismo año es objeto de un atentado por parte de Fanny Roid Kaplan, socialista revolucionaria moderada, lo que origina a su vez un amplio movimiento de depuración de las filas revolucionarias.
Con todo, la oposición, tanto interior como exterior, no cesaba de presionar sobre Lenin y los comunistas. Para defender el Estado soviético, Lenin puso a Trotski al frente de los ejércitos y, el 16 de enero de 1920, convirtió el Consejo de Obreros y Campesinos en un Consejo de Trabajo y Defensa.
En marzo de 1921 se sublevaron los marinos de Kronstadt, lo que hizo que Lenin promoviera una cierta apertura hacia la propiedad privada, aunque con carácter provisional. Ese mismo año convocó en Moscú un Congreso de partidos comunistas, constituido como la III Internacional, cuya doctrina fundamental fueron las críticas al socialismo de la II Internacional, acusado de pactar con el capitalismo bélico. El 30 de diciembre de 1922, para integrar las diferentes nacionalidades del territorio ruso, proclamó la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Enfermo de hemiplejía, hubo de abandonar las tareas de gobierno a finales de 1922, falleciendo el 21 de enero del año siguiente. Su cadáver, embalsamado, fue objeto de culto durante todo el período soviético, al ser expuesto en un mausoleo de la Plaza Roja de Moscú. Tras su muerte, Stalin se instala en el poder.
miércoles, 12 de septiembre de 2007
UNA MIRADA A RUSIA EN EL PERÍODO DE LA INDUSTRIALIZACIÓN
Texto preparado por Rosa María Montes M.
La supresión de la servidumbre inaugura el periodo capitalista de la historia de Rusia. El desarrollo industrial de la primera mitad del siglo XIX y la exportación creciente de cereales había iniciado únicamente una acumulación de capitales, pero que eran insuficientes para permitir recuperar el retraso económico.
Rusia pudo entrar verdaderamente en la era industrial con la intervención del Estado y con los préstamos de los capitales extranjeros. Los profundos cambios de sus estructuras económicas son un hecho tardío, posterior a 1880. La debilidad del mercado de consumo campesino que se extendía muy lentamente, así como el mercado de capitales privados, obligó al gobierno a que, mediante las finanzas públicas y los bancos extranjeros, se convirtiera en el principal cliente de la gran industria, animado por los pedidos de paño para la tropa, de productos metalúrgicos para la armada, la flota de guerra y los ferrocarriles.
La construcción de las vías férreas y el desarrollo financiero
El gobierno, por razones a la vez políticas y económicas, emprendió la construcción de una red de vías férreas. Antes de la guerra de Crimea, únicamente existían dos líneas de interés general: la de San Petersburgo en Tsarskoïe Selo (1837), de utilidad muy local, y la línea San Petersburgo–Moscú, puesta en servicio en 1851. Treinta años más tarde la red alcanzaba una longitud de 25.000 km, uniendo varias ciudades y localidades tales como Moscú, Kharkov (Járkov), Kiev, Rostov del Don , además de ciudades extranjeras: Varsovia, Riga, Kiev, Königsberg y unía varias ciudades meridionales del mar Negro.
La fabricación de rieles, y posteriormente de máquinas, convirtió a la Ucrania agrícola, en el último cuarto del siglo XIX, en una gran región industrial. La construcción del tren Transiberiano, que se inició en 1891 y finalizó en 1902, reforzó la colonización siberiana, permitió mejorar las regiones meridionales de este inmenso territorio, y fue el instrumento de la política de expansión en Extremo Oriente. En 1913, la extensión de la red ferroviaria que alcanzó (sin Finlandia) los 70.000 km, no respondía aún a las necesidades estratégicas y económicas del país. La navegación fluvial tradicional se modernizó a finales de siglo; a los 20.000 barcos no motorizados se añadieron, en 1895, 2.539 de vapor, número que se había multiplicado en 1913. La construcción de las vías férreas, el equipamiento de los puertos, la fabricación de armamento que asociaba cada vez más capitales privados y participación del Estado y que requería un llamamiento al capitalismo occidental, comprometieron al gobierno en una política financiera que dominó toda la vida económica de la segunda mitad del siglo. A fines del siglo XIX los impuestos indirectos, que recaían principalmente sobre el campesinado, reestablecieron el equilibrio presupuestario (1888).
La tarifa proteccionista de (1891) mejoró la balanza del comercio exterior, provocando una guerra aduanera de tres años con Alemania. Pero ya el acercamiento con Francia, por razones políticas, convertía a París en un mercado de capitales con destino a Rusia, en forma de préstamos estatales y de inversiones privadas. La alianza franco-rusa (1891-1892) reforzó la confianza que inspiraba Rusia, pero, inversamente, la utilización de préstamos permitió que el gobierno estableciera, en 1897, el rublo-oro, moneda fuerte y estable que consolidó su crédito. La Exposición universal de París (1900) fue la ocasión de numerosas publicaciones oficiales que glorificaban la potencia del Imperio ruso.
La construcción de fábricas
La construcción de fábricas
Sobre estas bases financieras sólidas, que favorecían la multiplicación de bancos y sociedades (en 1900, se calculaban un millar de sociedades anónimas industriales y de gran comercio, a la vez rusas y extranjeras, y 125 sociedades extranjeras), la industria progresa rápidamente, sobre todo en los últimos años del siglo XIX. Las fábricas rusas cubren entonces completamente las necesidades de rieles y de vagones, así como casi todas las necesidades de locomotoras.
La flota de guerra, reducida durante la guerra de Crimea, se reconstruye a partir de 1882, y dos acorazados con nombres simbólicos (Catalina II y Chesmé) se lanzan al mar Negro (1886).
La construcción de fábricas, sobre todo en Ucrania, y el desarrollo de las ciudades aumentan el consumo de productos metalúrgicos. El censo de 1897, completo y detallado, muestra la importancia del mercado urbano: la población del Imperio pasó de 100 millones de habitantes, en 1888, a 128 millones en 1897, de los cuales el 53 % vivía en las ciudades ( siendo el 27 % en 1863). Rusia vio crecer sus antiguas ciudades: San Petersburgo, 1.265.000 habitantes en 1900; Moscú, 1 millón; Odesa, 400.000; Riga, 282.000 y Kiev, 248.000), y cuenta con nueve ciudades de 100.000 a 200.000 habitantes, así como treinta de 50.000 a 100.000. Aunque las construcciones utilizan aún en una proporción de 50 %, la artesanía de la madera, los grandes trabajos contratados por el Estado y las municipalidades animan la producción.
El mercado de consumo campesino se amplía debido más al crecimiento de la población que al aumento del nivel de vida, que sigue siendo bajo para un gran número de habitantes. No obstante, el consumo de azúcar y, sobre todo, de telas de algodón aumentó mucho entre 1890 y 1899). Pero el peso de los impuestos limitaba las compras.
La geografía industrial
La geografía industrial del país cambió rápidamente. A las regiones de actividad antigua, como San Petersburgo, Moscú, Ivánovo-Voznessensk y Ura,l se une Ucrania donde, a partir de 1880, se instalan fábricas metalúrgicas modernas, casi todas en manos de sociedades y de bancos extranjeros, ingleses, franceses y belgas, que explotan el carbón de Donetsk y el hierro de Krivói-Rog, unidas en 1885 por la vía férrea "Catalina".
Hacia 1900, se cuentan diecisiete grandes establecimientos industriales (región de Ekaterinoslav), con el “espíritu de empresa teñida de americanismo”. La metalurgia había transformado la fisonomía de la Ucrania cerealista e impulsó a las industrias agrícolas: almacenes, destilerías, cervecerías, manufacturas de tabaco y refinerías de azúcar (que proporcionaban los dos tercios de la producción total del Imperio).
Las nuevas fábricas de la región de San Petersburgo y de las ciudades bálticas poseen igualmente un carácter moderno, sus actividades portuarias son considerables, mezclando las iniciativas extranjeras y rusas. La importación de algodón, de caucho, de metales y de carbón, la presencia de astilleros aseguran el desarrollo industrial: las hilanderías de algodón de San Petersburgo, con sus 33.000 obreros en 1913, proporcionaban el 16 % de la producción nacional; pero la industria algodonera se ampliaba hacia el oeste, en Krengholm, cerca de Narva (más de 10.000 obreros), mientras que la manufactura Treugolnik (Triángulo) de Riga (8.000 obreros) fabricaba millones de galoshi (zapatos de caucho).
En la capital, Moscú, las industrias de material eléctrico y las imprentas del Estado ocupaban a miles de obreros; no obstante, la más importante era la de Putilov (construcción de maquinaria, fabricaciones de guerra), creada en 1868, que, en 1913, contaba con 13.000 obreros. La influencia extranjera – americana en Riga, inglesa en Krengholm y en las hilanderías de la capital y francesa en la fábrica de Putilov – fuerte en la región de San Petersburgo, es más débil en la región de Moscú, y casi nula en el Ural.
Mientras, el Ural metalúrgico, donde coexisten fábricas estatales y establecimientos de importancia media en manos de grandes familias (los Demidov, Stroganov, Jekovlev), “dormita”, según la expresión del sabio ruso Mendeleiev, y no comienza a modernizarse hasta los primeros años del siglo XX.
La región de Moscú, con la región de Ivánovo-Voznessensk (el “Manchester ruso”), se convirtió en el centro económico más activo de Rusia, ocupando, en 1908, 800.000 obreros en las industrias más diversas; no obstante, las fábricas textiles predominan, estando en manos de grandes familias de burgueses rusos, que reciben algodón de Asia central en cantidad creciente y proveen de cotonadas a todos los mercados del país.
La flota de guerra, reducida durante la guerra de Crimea, se reconstruye a partir de 1882, y dos acorazados con nombres simbólicos (Catalina II y Chesmé) se lanzan al mar Negro (1886).
La construcción de fábricas, sobre todo en Ucrania, y el desarrollo de las ciudades aumentan el consumo de productos metalúrgicos. El censo de 1897, completo y detallado, muestra la importancia del mercado urbano: la población del Imperio pasó de 100 millones de habitantes, en 1888, a 128 millones en 1897, de los cuales el 53 % vivía en las ciudades ( siendo el 27 % en 1863). Rusia vio crecer sus antiguas ciudades: San Petersburgo, 1.265.000 habitantes en 1900; Moscú, 1 millón; Odesa, 400.000; Riga, 282.000 y Kiev, 248.000), y cuenta con nueve ciudades de 100.000 a 200.000 habitantes, así como treinta de 50.000 a 100.000. Aunque las construcciones utilizan aún en una proporción de 50 %, la artesanía de la madera, los grandes trabajos contratados por el Estado y las municipalidades animan la producción.
El mercado de consumo campesino se amplía debido más al crecimiento de la población que al aumento del nivel de vida, que sigue siendo bajo para un gran número de habitantes. No obstante, el consumo de azúcar y, sobre todo, de telas de algodón aumentó mucho entre 1890 y 1899). Pero el peso de los impuestos limitaba las compras.
La geografía industrial
La geografía industrial del país cambió rápidamente. A las regiones de actividad antigua, como San Petersburgo, Moscú, Ivánovo-Voznessensk y Ura,l se une Ucrania donde, a partir de 1880, se instalan fábricas metalúrgicas modernas, casi todas en manos de sociedades y de bancos extranjeros, ingleses, franceses y belgas, que explotan el carbón de Donetsk y el hierro de Krivói-Rog, unidas en 1885 por la vía férrea "Catalina".
Hacia 1900, se cuentan diecisiete grandes establecimientos industriales (región de Ekaterinoslav), con el “espíritu de empresa teñida de americanismo”. La metalurgia había transformado la fisonomía de la Ucrania cerealista e impulsó a las industrias agrícolas: almacenes, destilerías, cervecerías, manufacturas de tabaco y refinerías de azúcar (que proporcionaban los dos tercios de la producción total del Imperio).
Las nuevas fábricas de la región de San Petersburgo y de las ciudades bálticas poseen igualmente un carácter moderno, sus actividades portuarias son considerables, mezclando las iniciativas extranjeras y rusas. La importación de algodón, de caucho, de metales y de carbón, la presencia de astilleros aseguran el desarrollo industrial: las hilanderías de algodón de San Petersburgo, con sus 33.000 obreros en 1913, proporcionaban el 16 % de la producción nacional; pero la industria algodonera se ampliaba hacia el oeste, en Krengholm, cerca de Narva (más de 10.000 obreros), mientras que la manufactura Treugolnik (Triángulo) de Riga (8.000 obreros) fabricaba millones de galoshi (zapatos de caucho).
En la capital, Moscú, las industrias de material eléctrico y las imprentas del Estado ocupaban a miles de obreros; no obstante, la más importante era la de Putilov (construcción de maquinaria, fabricaciones de guerra), creada en 1868, que, en 1913, contaba con 13.000 obreros. La influencia extranjera – americana en Riga, inglesa en Krengholm y en las hilanderías de la capital y francesa en la fábrica de Putilov – fuerte en la región de San Petersburgo, es más débil en la región de Moscú, y casi nula en el Ural.
Mientras, el Ural metalúrgico, donde coexisten fábricas estatales y establecimientos de importancia media en manos de grandes familias (los Demidov, Stroganov, Jekovlev), “dormita”, según la expresión del sabio ruso Mendeleiev, y no comienza a modernizarse hasta los primeros años del siglo XX.
La región de Moscú, con la región de Ivánovo-Voznessensk (el “Manchester ruso”), se convirtió en el centro económico más activo de Rusia, ocupando, en 1908, 800.000 obreros en las industrias más diversas; no obstante, las fábricas textiles predominan, estando en manos de grandes familias de burgueses rusos, que reciben algodón de Asia central en cantidad creciente y proveen de cotonadas a todos los mercados del país.
Constitución de un proletariado
El desarrollo industrial creó un proletariado obrero, en número aún limitado (1 millón de obreros de fábricas en 1880; 2 millones en el censo de 1897; 3 millones en 1913) que se aparta cada vez más del campo y se concentra en las grandes ciudades y en regiones bien determinadas.
Debido a las condiciones de trabajo en la fábrica y a la vida en los miserables alrededores, se plantea un grave problema social, aún más cuando el sistema de representación lo excluye de la ciudad. (Así, por ejemplo, en Ivánovo, que cuenta en 1906 con 100.000 habitantes, de los cuales un tercio son obreros, la municipalidad es elegida por 516 electores).
Por otro lado, la industria no podía absorber el exceso de población campesina, que buscaba nuevas tierras hacia el sur y el este. Incluso antes de la construcción del Transiberiano entre 1880 y 1890, 50.000 colonos se dirigían anualmente hacia Siberia.
En la Rusia europea, la colonización era más densa, duplicando entre 1860 y 1912 la superficie de las tierras cultivadas en las regiones de Ekaterinoslav, Kherson, Toride y el territorio del Don, y quintuplicándola en las tierras de Samara, Orenburgo, Ufá y Astracán (cuenca del Volga y Preural). La situación campesina era más penosa en las regiones antiguamente pobladas, que eran también las más industrializadas y las más urbanizadas.
Situación del campesinado
Debido a las condiciones de trabajo en la fábrica y a la vida en los miserables alrededores, se plantea un grave problema social, aún más cuando el sistema de representación lo excluye de la ciudad. (Así, por ejemplo, en Ivánovo, que cuenta en 1906 con 100.000 habitantes, de los cuales un tercio son obreros, la municipalidad es elegida por 516 electores).
Por otro lado, la industria no podía absorber el exceso de población campesina, que buscaba nuevas tierras hacia el sur y el este. Incluso antes de la construcción del Transiberiano entre 1880 y 1890, 50.000 colonos se dirigían anualmente hacia Siberia.
En la Rusia europea, la colonización era más densa, duplicando entre 1860 y 1912 la superficie de las tierras cultivadas en las regiones de Ekaterinoslav, Kherson, Toride y el territorio del Don, y quintuplicándola en las tierras de Samara, Orenburgo, Ufá y Astracán (cuenca del Volga y Preural). La situación campesina era más penosa en las regiones antiguamente pobladas, que eran también las más industrializadas y las más urbanizadas.
Situación del campesinado
La emancipación de los siervos de 1861 fue el acontecimiento más importante de la historia rusa del siglo XIX. Fue el comienzo del fin del monopolio del poder ostentado por la aristocracia terrateniente. La emancipación supuso una aportación de nueva mano de obra a las ciudades; estimuló la industria y las clases medias crecieron en número e influencia; sin embargo, en lugar de cederles gratuitamente las tierras que habían trabajando, los campesinos liberados tuvieron que pagar un impuesto especial de por vida al gobierno, que a cambio pagó un generoso precio a los antiguos señores por la tierra que habían perdido. En numerosas ocasiones los campesinos acabaron con las peores tierras. Todo el territorio cedido a los campesinos era propiedad colectiva de la mir, la comunidad aldeana, que dividía la tierra entre los campesinos y realizaba tareas de supervisión.
En resumen, aunque la servidumbre fue abolida, como este logro se consiguió en términos desfavorables para los campesinos, no se lograron aplacar los ánimos revolucionarios a pesar de las intenciones de Alejandro II.
El nuevo campesinado pronto se atrasó en los pagos al gobierno porque la tierra que recibían era pobre y porque los métodos de agricultura rusa eran inadecuados. Los antiguos poseedores de tierras tuvieron que vender sus tierras para quedar como solvente, ya que la mayoría no podía manejar la tierra sin los siervos.
Los partidos políticos en la Rusia industrial
Alejandro III fue sucedido por su hijo Nicolás II (1894-1917). La Revolución Industrial, que empezaba a ejercer una influencia importante en Rusia, fomentaría los factores que finalmente acabarían con el zar.
Los elementos liberales entre los capitalistas y la nobleza creían en una reforma social pacífica y en una monarquía constitucional, tomando parte en los Demócratas Constitucionales, también llamados Kadets.
Los revolucionarios socialistas integraron en su doctrina la tradición Narodnik, y exigieron la distribución de la tierra entre los que la trabajasen: los campesinos.
Otro grupo radical era el de los Socialdemócratas, representantes del marxismo en Rusia, que formó el Partido Obrero Social Demócrata de Rusia (POSDR). Ganando cada vez más apoyo por parte de intelectuales y la clase obrera urbana, propugnaban una revolución social, económica y política.
En 1903, el partido Obrero Socialdemócrata se escindió en dos facciones: los mencheviques (voz que significa minoría) y los bolcheviques (voz que significa mayoría). Los mencheviques creían que el socialismo ruso llegaría gradual y pacíficamente y que el régimen del zar debería ser sucedido por una república democrática en la que los socialistas hubieran de cooperar con los partidos burgueses. Los bolcheviques, bajo Vladimir Lenin, sostenían que el poder debía estar en manos de los obreros y los campesinos, sin la participación de los partidos burgueses.
En enero de 1905, una serie de sucesos, conocidos como Domingo Sangriento, ocurrieron cuando una gran masa de gente se dirigió al Palacio de Invierno (residencia de los zares) en San Petersburgo para presentar una petición al zar. Cuando el grupo llegó al palacio, los cosacos (caballería del zar) abrieron fuego sobre los allí reunidos, matando a cientos de personas. El pueblo ruso llegó a tal indignación por la masacre que se declaró una huelga general demandando una república democrática. Esto marcó el inicio de la Revolución Rusa de 1905. Los soviets (consejos de trabajadores) aparecieron en la mayoría de ciudades para dirigir la actividad revolucionaria. Rusia acabó paralizada, y el gobierno, en una situación desesperada.
Era el comienzo de lo que posteriormente se transformaría en una situación revolucionaria, la que llevaría en 1917 al triunfo de la Revolución de Octubre, conocida como la Gran Revolución Socialista de Octubre.
viernes, 7 de septiembre de 2007
BIOGRAFÍA DE LEON TOLSTOI
Breve biografía
Rosa María Montes M.
Filóloga
Novelista ruso, reconocido mundialmente por su excelente narrativa realista, reflejada en obras como Guerra y Paz (1869) y Ana Karenina (1877), nació el 9 de septiembre de 1828 en Yásnaia Polaina, una propiedad agrícola de su familia, en el sur de Moscú.Hijo de un terrateniente, a la edad de nueve años quedó huérfano, y se crió con unos parientes en un ambiente religioso y culto. Tuvo tutores franceses y alemanes.A los 16 años ingresó en la Universidad de Kazán, donde estudió lenguas y más tarde leyes. Abandonó sus estudios en 1847, pues no lo satisfacían. La Biblia se convirtió en uno de sus libros de cabecera, al igual que las doctrinas de Pushkin y Rousseau, entre otros autores.Después de un breve intento por mejorar las condiciones de vida de los siervos de sus tierras, entró de lleno en la alta sociedad aristocrática moscovita, a la que en sus diarios prometía reformar, y la que se convirtió, en ocasiones, en personaje principal de sus obras.En sus escritos, Tolstoi hace una crítica y dibuja de manera excepcional, psicológica y físicamente, personajes clave que permiten entender cómo era la sociedad de esa época.En 1851 se reunió con su hermano en el Cáucaso, y tras una breve permanencia, decidió incorporarse también al Ejército ruso. Allí estuvo en contacto con los cosacos, que se convertirían en los protagonistas de una de sus mejores novelas cortas, Los cosacos (1863). En esta obra, Tolstoi compara el cansancio de la juventud moscovita con el vigor y la vida al aire libre de los cosacos.En el tiempo que estuvo en el Ejército ruso, Tolstoi escribió también una serie de obras autobiográficas, comenzando con Infancia (1852), a la que siguieron: Adolescencia (1854) y Juventud (1856).Entre 1855 y 1856 escribió Sebastopol (1855-1856), una obra basada en la guerra de Crimea, durante la cual fue oficial del Ejército. En ella, Tolstoi narra recuerdos de su vida militar.Luego de que dejó el Ejército, se interesó en la pedagogía. Tolstoi era un gran pensador preocupado por la sociedad de la que formaba parte, viajó por Inglaterra y Alemania, donde estudió métodos didácticos, que puso en práctica en una pequeña escuela para hijos de campesinos, que él mismo fundó en Yasnaia Polaina. De su experiencia y cercanía con la vida de los campesinos tomó el material para su obra, poco conocida y poco difundida, Polikushka. Esta obra fue escrita en 1863, dos años después de que fuera abolida en Rusia la esclavitud campesina, es decir, la servidumbre de la tierra.. En la obra mencionada se relata la vida de los campesinos siervos de la Rusia imperial, siendo el centro de la narración la tragedia rural.En 1862 se casó con Sofía Andréievna Bers, miembro de una culta familia de Moscú. Durante los siguientes quince años formó una extensa familia (tuvo quince hijos).Guerra y paz, su obra maestra, es un retablo de la vida rusa durante las guerras de Napoleón. Ana Karenina es una novela que refleja las costumbres de la sociedad rusa, donde muestra de manera artística, una extensa radiografía de la hipocresía y las “buenas costumbres” de la sociedad de la época.Otra de sus obras más importante fue Mi confesión, testimonio de su crisis espiritual y de conciencia. La sonata a Kreutzer, Amo y criado y Resurrección, son obras en las que domina su preocupación ética junto a un análisis vigoroso y penetrante de la vida rusa.Otras obras de su autoría son: Historias para el pueblo (1884-1885); La muerte de Iván Ilich (1886); El poder y las tinieblas (1888).
Tolstoi siempre se declaró partidario de la paz, rechazó la violencia y la vida material, a pesar de vivir lujosamente, lo cual siempre lo torturó, pues vivía en una perenne contradicción, misma que ocasionaba problemas con su esposa, quien no se quería deshacer de las cosas materiales.Profundamente convencido de que la única salvación sólo podría encontrarse en Dios, su misma fe le llevó a rechazar las instituciones y creencias de la iglesia rusa y a fijar como ideal de la vida la pobreza voluntaria y el trabajo manual. Intentó renunciar a sus bienes, pero la resistencia de su familia se lo impidió.A los 82 años enfermó de neumonía y el 20 de noviembre de 1910 murió en una remota estación de ferrocarril.
Rosa María Montes M.
Filóloga
Novelista ruso, reconocido mundialmente por su excelente narrativa realista, reflejada en obras como Guerra y Paz (1869) y Ana Karenina (1877), nació el 9 de septiembre de 1828 en Yásnaia Polaina, una propiedad agrícola de su familia, en el sur de Moscú.Hijo de un terrateniente, a la edad de nueve años quedó huérfano, y se crió con unos parientes en un ambiente religioso y culto. Tuvo tutores franceses y alemanes.A los 16 años ingresó en la Universidad de Kazán, donde estudió lenguas y más tarde leyes. Abandonó sus estudios en 1847, pues no lo satisfacían. La Biblia se convirtió en uno de sus libros de cabecera, al igual que las doctrinas de Pushkin y Rousseau, entre otros autores.Después de un breve intento por mejorar las condiciones de vida de los siervos de sus tierras, entró de lleno en la alta sociedad aristocrática moscovita, a la que en sus diarios prometía reformar, y la que se convirtió, en ocasiones, en personaje principal de sus obras.En sus escritos, Tolstoi hace una crítica y dibuja de manera excepcional, psicológica y físicamente, personajes clave que permiten entender cómo era la sociedad de esa época.En 1851 se reunió con su hermano en el Cáucaso, y tras una breve permanencia, decidió incorporarse también al Ejército ruso. Allí estuvo en contacto con los cosacos, que se convertirían en los protagonistas de una de sus mejores novelas cortas, Los cosacos (1863). En esta obra, Tolstoi compara el cansancio de la juventud moscovita con el vigor y la vida al aire libre de los cosacos.En el tiempo que estuvo en el Ejército ruso, Tolstoi escribió también una serie de obras autobiográficas, comenzando con Infancia (1852), a la que siguieron: Adolescencia (1854) y Juventud (1856).Entre 1855 y 1856 escribió Sebastopol (1855-1856), una obra basada en la guerra de Crimea, durante la cual fue oficial del Ejército. En ella, Tolstoi narra recuerdos de su vida militar.Luego de que dejó el Ejército, se interesó en la pedagogía. Tolstoi era un gran pensador preocupado por la sociedad de la que formaba parte, viajó por Inglaterra y Alemania, donde estudió métodos didácticos, que puso en práctica en una pequeña escuela para hijos de campesinos, que él mismo fundó en Yasnaia Polaina. De su experiencia y cercanía con la vida de los campesinos tomó el material para su obra, poco conocida y poco difundida, Polikushka. Esta obra fue escrita en 1863, dos años después de que fuera abolida en Rusia la esclavitud campesina, es decir, la servidumbre de la tierra.. En la obra mencionada se relata la vida de los campesinos siervos de la Rusia imperial, siendo el centro de la narración la tragedia rural.En 1862 se casó con Sofía Andréievna Bers, miembro de una culta familia de Moscú. Durante los siguientes quince años formó una extensa familia (tuvo quince hijos).Guerra y paz, su obra maestra, es un retablo de la vida rusa durante las guerras de Napoleón. Ana Karenina es una novela que refleja las costumbres de la sociedad rusa, donde muestra de manera artística, una extensa radiografía de la hipocresía y las “buenas costumbres” de la sociedad de la época.Otra de sus obras más importante fue Mi confesión, testimonio de su crisis espiritual y de conciencia. La sonata a Kreutzer, Amo y criado y Resurrección, son obras en las que domina su preocupación ética junto a un análisis vigoroso y penetrante de la vida rusa.Otras obras de su autoría son: Historias para el pueblo (1884-1885); La muerte de Iván Ilich (1886); El poder y las tinieblas (1888).
Tolstoi siempre se declaró partidario de la paz, rechazó la violencia y la vida material, a pesar de vivir lujosamente, lo cual siempre lo torturó, pues vivía en una perenne contradicción, misma que ocasionaba problemas con su esposa, quien no se quería deshacer de las cosas materiales.Profundamente convencido de que la única salvación sólo podría encontrarse en Dios, su misma fe le llevó a rechazar las instituciones y creencias de la iglesia rusa y a fijar como ideal de la vida la pobreza voluntaria y el trabajo manual. Intentó renunciar a sus bienes, pero la resistencia de su familia se lo impidió.A los 82 años enfermó de neumonía y el 20 de noviembre de 1910 murió en una remota estación de ferrocarril.
lunes, 27 de agosto de 2007
HISTORIA DE RUSIA- L.TROTSKY
El capítulo I de la Historia de la Revolución rusa, de L. Trotsky, trata fundamentalmente de esclarecer la composición de clases existente en la Rusia prerrevolucionaria, es decir, en la época de la autocracia zarista. (R.M.Montes)
HISTORIA DE LA REVOLUCION RUSA
León Trotsky
Capitulo I
Publicada por primera vez, en traducción de Max Eastman, como The History of the Russian Revolution vols I-III, en Londres 1932-33. Digitalizado por Julagaray en julio de 1997, para la Red Vasca Roja, con cuyo permiso aparece aquí. Recodificado para el MIA por Juan R. Fajardo en octubre de 1999.
HISTORIA DE LA REVOLUCION RUSA
León Trotsky
Capitulo I
Publicada por primera vez, en traducción de Max Eastman, como The History of the Russian Revolution vols I-III, en Londres 1932-33. Digitalizado por Julagaray en julio de 1997, para la Red Vasca Roja, con cuyo permiso aparece aquí. Recodificado para el MIA por Juan R. Fajardo en octubre de 1999.
El rasgo fundamental y más constante de la historia de Rusia es el carácter rezagado de su desarrollo, con el atraso económico, el primitivismo de las formas sociales y el bajo nivel de cultura que son su obligada consecuencia.
La población de aquellas estepas gigantescas, abiertas a los vientos inclementes del Oriente y a los invasores asiáticos, nació condenada por la naturaleza misma a un gran rezagamiento. La lucha con los pueblos nómadas se prolonga hasta fines del siglo XVII. La lucha con los vientos que arrastran en invierno los hielos y en verano la sequía aún se sigue librando hoy en día. La agricultura -base de todo el desarrollo del país- progresaba de un modo extensivo: en el norte eran talados y quemados los bosques, en el sur se roturaban las estepas vírgenes; Rusia fue tomando posesión de la naturaleza no en profundidad, sino en extensión.
Mientras que los pueblos bárbaros de Occidente se instalaban sobre las ruinas de la cultura romana, muchas de cuyas viejas piedras pudieron utilizar como material de construcción, los eslavos de Oriente se encontraron en aquellas inhóspitas latitudes de la estepa huérfanos de toda herencia: su antecesores vivían en un nivel todavía más bajo que el suyo. Los pueblos de la Europa occidental, encerrados en seguida dentro de sus fronteras naturales, crearon los núcleos económicos y de cultura de las sociedades industriales. La población de la llanura oriental, tan pronto vio asomar los primeros signos de penuria, penetró en los bosques o se fue a las estepas. En Occidente, los elementos más emprendedores y de mayor iniciativa de la población campesina vinieron a la ciudad, se convirtieron en artesanos, en comerciantes. Algunos de los elementos activos y audaces de Oriente se dedicaron también al comercio, pero la mayoría se convirtieron en cosacos, en colonizadores.
El proceso de diferenciación social tan intensivo en Occidente, en Oriente veíase contenido y esfumado por el proceso de expansión. «El zar de los moscovitas, aunque cristiano, reina sobre gente de inteligencia perezosa», escribía Vico, contemporáneo de Pedro I. Aquella «inteligencia perezosa» de los moscovitas reflejaba la lentitud del ritmo económico, la vaguedad informe de las relaciones de clase, la indigencia de la historia interior.
Las antiguas civilizaciones de Egipto, India y la China tenían características propias que se bastaban a sí mismas y disponían de tiempo suficiente para llevar sus relaciones sociales, a pesar del bajo nivel de sus fuerzas productivas, casi hasta esa misma minuciosa perfección que daban a sus productos los artesanos de dichos países. Rusia hallábase enclavada entre Europa y Asia, no sólo geográficamente, sino también desde un punto de vista social e histórico. Se diferenciaba en la Europa occidental, sin confundirse tampoco con el Oriente asiático, aunque se acercase a uno u otro continente en los distintos momentos de su historia, en uno u otro caso. El Oriente aportó el yugo tártaro, elemento importantísimo en la formación y estructura del Estado ruso. El Occidente era un enemigo mucho más temible; pero al mismo tiempo un maestro. Rusia no podía asimilarse a las formas de Oriente, compelida como se hallaba a plegarse constantemente a la presión económica y militar de Occidente.
La existencia en Rusia de un régimen feudal, negada por los historiadores tradicionales, puede considerarse hoy indiscutiblemente demostrada por las modernas investigaciones. Es más: los elementos fundamentales del feudalismo ruso eran los mismos que los de Occidente. Pero el solo hecho de que la existencia en Rusia de una época feudal haya tenido que demostrarse mediante largas polémicas científicas, es ya claro indicio del carácter imperfecto del feudalismo ruso, de sus formas indefinidas, de la pobreza de sus monumentos culturales.
Los países atrasados asimilan las conquistas materiales e ideológicas de las naciones avanzadas. Pero esto no significa que sigan a estas últimas servilmente, reproduciendo todas las etapas de su pasado. La teoría de la reiteración de los ciclos históricos -procedente de Vico y sus secuaces- se apoya en la observación de los ciclos de las viejas culturas precapitalistas y, en parte también, en las primeras experiencias del capitalismo. El carácter provincial y episódico de todo el proceso hacía que, efectivamente, se repitiesen hasta cierto punto las distintas fases de cultura en los nuevos núcleos humanos. Sin embargo, el capitalismo implica la superación de estas condiciones. El capitalismo prepara y, hasta cierto punto, realiza la universalidad y permanencia en la evolución de la humanidad. Con esto se excluye ya la posibilidad de que se repitan las formas evolutivas en las distintas naciones. Obligado a seguir a los países avanzados, el país atrasado no se ajusta en su desarrollo a la concatenación de las etapas sucesivas. El privilegio de los países históricamente rezagados -que lo es realmente- está en poder asimilar las cosas o, mejor dicho, en obligarse a asimilarlas antes del plazo previsto, saltando por alto toda una serie de etapas intermedias. Los salvajes pasan de la flecha al fusil de golpe, sin recorrer la senda que separa en el pasado esas dos armas. Los colonizadores europeos de América no tuvieron necesidad de volver a empezar la historia por el principio. Si Alemania o los Estados Unidos pudieron dejar atrás económicamente a Inglaterra fue, precisamente, porque ambos países venían rezagados en la marcha del capitalismo. Y la anarquía conservadora que hoy reina en la industria hullera británica y en la mentalidad de MacDonald y de sus amigos es la venganza por ese pasado en que Inglaterra se demoró más tiempo del debido empuñando el cetro de la hegemonía capitalista. El desarrollo de una nación históricamente atrasada hace, forzosamente, que se confundan en ella, de una manera característica, las distintas fases del proceso histórico. Aquí el ciclo presenta, enfocado en su totalidad, un carácter confuso, embrollado, mixto.
Claro está que la posibilidad de pasar por alto las fases intermedias no es nunca absoluta; hállase siempre condicionada en última instancia por la capacidad de asimilación económica y cultural del país. Además, los países atrasados rebajan siempre el valor de las conquistas tomadas del extranjero al asimilarlas a su cultura más primitiva. De este modo, el proceso de asimilación cobra un carácter contradictorio. Así por ejemplo, la introducción de los elementos de la técnica occidental, sobre todo la militar y manufacturera, bajo Pedro I se tradujo en la agravación del régimen servil como forma fundamental de la organización del trabajo. El armamento y los empréstitos a la europea -productos, indudablemente, de una cultura más elevada- determinaron el robustecimiento del zarismo, que, a su vez, se interpuso como un obstáculo ante el desarrollo del país.
Las leyes de la historia no tienen nada de común con el esquematismo pedantesco. El desarrollo desigual, que es la ley más general del proceso histórico, no se nos revela, en parte alguna, con la evidencia y la complejidad con que la patentiza el destino de los países atrasados. Azotados por el látigo de las necesidades materiales, los países atrasados vense obligados a avanzar a saltos. De esta ley universal del desarrollo desigual de la cultura se deriva otra que, a falta de nombre más adecuado, calificaremos de ley del desarrollo combinado, aludiendo a la aproximación de las distinta etapas del camino y a la confusión de distintas fases, a la amalgama de formas arcaicas y modernas. Sin acudir a esta ley, enfocada, naturalmente, en la integridad de su contenido material, sería imposible comprender la historia de Rusia ni la de ningún otro país de avance cultural rezagado, cualquiera que sea su grado.
Bajo la presión de Europa, más rica, el Estado ruso absorbía una parte proporcional mucho mayor de la riqueza nacional que los Estados occidentales, con lo cual no sólo condenaba a las masas del pueblo a una doble miseria, sino que atentaba también contra las bases de las clases pudientes. Pero, al propio tiempo, necesitado del apoyo de estas últimas, forzaba y reglamentaba su formación. Resultado de esto era que las clases privilegiadas, que se habían ido burocratizando, no pudiesen llegar a desarrollarse nunca en toda su pujanza, razón por la cual el Estado iba acercándose cada vez más al despotismo asiático.
La autocracia bizantina, adoptada oficialmente por los zares moscovitas desde principios del siglo XVI, domeñó a los boyardos feudales con ayuda de la nobleza y sometió a ésta a su voluntad, entregándole los campesinos como siervos para erigirse sobre estas bases en el absolutismo imperial petersburgués. Para comprender el retraso con que se desarrolla este proceso histórico, baste decir que la servidumbre de la gleba, que surge en el transcurso del siglo XVI, se perfecciona en el XVII y florece en el XVIII, para no abolirse jurídicamente hasta 1861.
El clero desempeña, después de la nobleza, un papel bastante importante, pero completamente mediatizado, en el proceso de formación de la autocracia zarista. La Iglesia no se remonta nunca en Rusia a las alturas del poder que llega a ocupar en el Occidente católico, y se contenta con llenar las funciones de servidora espiritual cerca de la autocracia, apuntándose esto como un mérito de su datarios del brazo secular. Los patriarcas cambiaban al cambiar los zares. En el período petersburgués, la sujeción de la Iglesia al Estado hízose todavía más servil. Los doscientos mil curas y frailes integraban en el fondo la burocracia del país, eran una especie de cuerpo policíaco de la fe: en justa reciprocidad, la policía secular amparaba el monopolio del clero ortodoxo en materia de fe y protegía sus tierras y sus rentas.
La eslavofilia, este mesianismo del atraso, razonaba su filosofía diciendo que el pueblo ruso y su Iglesia eran fundamentalmente democráticos, en tanto que la Rusia oficial no era otra cosa que la burocracia alemana implantada por Pedro el Grande. Marx observaba, a este propósito: «Exactamente lo mismo que los asnos teutónicos desplazaron el despotismo de Federico II, etc., a los franceses, como si los esclavos atrasados no necesitaran siempre de esclavos civilizados para amaestrarlos». Esta breve observación refleja perfectamente no sólo la vieja filosofía de los eslavófilos, sino también el evangelio moderno de los «racistas».
La incidencia del feudalismo ruso y de toda la historia rusa antigua cobraba su más triste expresión en la ausencia de auténticas ciudades medievales como centros de artesanía, de comercio. En Rusia el artesanado no tuvo tiempo de desglosarse por entero de la agricultura y conservó siempre el carácter del trabajo a domicilio. Las viejas ciudades rusas eran centros comerciales, administrativos, militares y de la nobleza; centros, por consiguiente, consumidores y no productores. La misma ciudad de Novgorod, tan cercana a la Hansa y que no llegó a conocer el yugo tártaro, era una ciudad comercial sin industria. Cierto es que la dispersión de los oficios campesinos, repartidos por las distintas comarcas, creaba la necesidad de una red comercial extensa. Pero los mercaderes nómadas no podían ocupar, en modo alguno, el puesto que en Occidente ocupaba la pequeña y media burguesía de los gremios de artesanos en el comercio y la industria, indisolublemente unida a su periferia campesina. Además, las principales vías de comunicación del comercio ruso conducían al extranjero, asegurando así al capital extranjero, desde los tiempos más remotos, el puesto directivo y dando un carácter semicolonial a todas las operaciones, en que el comerciante ruso quedaba reducido al papel de intermediario entre las ciudades occidentales y la aldea rusa. Este género de relaciones económicas experimentó un cierto avance en la época del capitalismo ruso y tuvo su apogeo y suprema expresión en la guerra imperialista.
La insignificancia de las ciudades rusas, que es lo que más contribuyó a formar en Rusia el tipo de Estado asiático, excluía, en particular, la posibilidad de un movimiento de Reforma encaminada a sustituir la Iglesia ortodoxa burocrático-feudal por una variante cualquiera moderna del cristianismo adaptada a las necesidades de la sociedad burguesa. La lucha contra la Iglesia del Estado no trascendía de los estrechos límites de las sectas campesinas, sin excluir la más poderosa de todas, el cisma de los «creyentes viejos».
Quince años antes de que estallase la gran Revolución francesa se desencadenó en Rusia el movimiento de los cosacos, labriegos y obreros serviles de los montes Urales, acaudillado por Pugachev. ¿Qué le faltó a aquella furiosa insurrección popular para convertirse en verdadera revolución? Le faltó el tercer estado. Sin la democracia industrial de las ciudades, era imposible que la guerra campesina se transformase en revolución, del mismo modo que las sectas aldeanas no podían llevar a cabo una Reforma. Lejos de provocar una revolución, el alzamiento de Pugachev sirvió para consolidar el absolutismo burocrático como servidor fiel de los intereses de la nobleza, y volvió a demostrar su eficacia en una hora difícil.
La europeización del país, que comenzó formalmente bajo Pedro el Grande, fue convirtiéndose cada vez más, en el transcurso del siglo siguiente, en una necesidad de la propia clase gobernante, es decir, de la nobleza. En 1825, la intelectualidad aristocrática, dando expresión política a esta necesidad, se lanzó a una conspiración militar, con el fin de poner freno a la autocracia. Presionada por el desarrollo de la burguesía europea, la nobleza avanzada intentaba, de este modo, suplir la ausencia del tercer estado. Pero no se resignaba, a pesar de todo, a renunciar a sus privilegios de casta; aspiraba a combinarlos con el régimen liberal por el que luchaba; por eso, lo que más temía era que se levantaran los campesinos. No tiene nada de extraño que aquella conspiración no pasara de ser la hazaña de unos cuantos oficiales brillantes, pero aislados, que sucumbieron casi sin lucha. Ese sentido tuvo la sublevación de los «decembristas».(1)
Los terratenientes que poseían fábricas fueron los primeros de su estamento que se iniciaron hacia la sustitución del trabajo servil por el trabajo libre. Otro de los factores que impulsaban esta medida era la exportación, cada día mayor, de cereales rusos al extranjero. En 1861, la burocracia noble, apoyándose en los terratenientes liberales, implanta la reforma campesina. El impotente liberalismo burgués, reducido a su papel de comparsa, no tuvo más remedio que contemplar el cambio pasivamente. No hace falta decir que el zarismo resolvió el problema fundamental de Rusia, esto es, la cuestión agraria, de un modo todavía más mezquino y rapaz de como la monarquía prusiana había de resolver, a la vuelta de pocos años, el problema capital de Alemania: su unidad nacional. La solución de los problemas que incumben a una clase por obra de otra es una de las combinaciones a que aludíamos, propias de los países atrasados.
Pero donde se revela de un modo más indiscutible la ley del desarrollo combinado es en la historia y el carácter de la industria rusa. Nacida tarde, no repite la evolución de los países avanzados, sino que se incorpora a éstos, adaptando a su atraso propio las conquistas más modernas. Si la evolución económica general de Rusia saltó sobre los períodos del artesanado gremial y de la manufactura, algunas ramas de su industria pasaron por alto toda una serie de etapas técnico-industriales que en Occidente llenaron varias décadas. Gracias a esto, la industria rusa pudo desarrollarse en algunos momentos con una rapidez extraordinaria. Entre la revolución de 1905 y la guerra, Rusia dobló, aproximadamente, su producción industrial. A algunos historiadores rusos esto les parece una razón bastante concluyente para deducir que «hay que abandonar la leyenda del atraso y del progreso lento». En rigor la posibilidad de un tan rápido progreso hallábase condicionada precisamente por el atraso del país, que no sólo persiste hasta el momento de la liquidación de la vieja Rusia, sino que aún perdura como herencia de ese pasado hasta el día de hoy.
El termómetro fundamental para medir el nivel económico de una nación es el rendimiento del trabajo, que, a su vez, depende del peso específico de la industria en la economía general del país. En vísperas de la guerra, cuando la Rusia zarista había alcanzado el punto culminante de su bienestar, la parte alícuota de riqueza nacional que correspondía a cada habitante era ocho o diez veces inferior a la de los Estados Unidos, lo cual no tiene nada de sorprendente si se tiene en cuenta que las cuatro quintas partes de la población obrera de Rusia se concentraban en la agricultura, mientras que en los Estados Unidos, por cada persona ocupada en las labores agrícolas había 2,5 obreros industriales. Añádase a esto que en vísperas de la guerra Rusia tenía 0,4 kilómetros de líneas férreas por cada 100 kilómetros cuadrados, mientras que en Alemania la proporción era de 1,7 y de 7 en Autria-Hungría, y por el estilo, todos los demás coeficientes comparativos que pudiéramos mencionar.
Como ya hemos dicho, es precisamente en el campo de la economía donde se manifiesta con su máximo relieve la ley del desarrollo combinado. Y así, mientras que hasta el momento mismo de estallar la revolución, la agricultura se mantenía, con pequeñas excepciones, casi en el mismo nivel del siglo XVII, l la industria, en lo que a su técnica y a su estructura capitalista se refería, estaba al nivel de los países más avanzados, y, en algunos aspectos, los sobrepasaba. En el año 1914 las pequeñas industrias con menos de cien obreros representaban en los Estados Unidos un 35 por 100 del censo total de obreros industriales, mientras que en Rusia este porcentaje era tan sólo de 17,8. La mediana y la gran industria, con una nómina de 100 a 1.000 obreros, representaban un peso específico aproximadamente igual; los centros fabriles gigantescos que daban empleo a más de mil obreros cada uno y que en los Estados Unidos sumaban el 17,8 por 100 del censo total de la población obrera, en Rusia representaban el 41,4 por 100. En las regiones industriales más importantes este porcentaje era todavía más elevado: en la zona de Petrogrado era de 44,4 por 100; en la de Moscú, de 57,3 por 100. A idénticos resultados llegamos comparando la industria rusa con la inglesa o alemana. Este hecho, que nosotros fuimos los primeros en registrar en el año 1908, se aviene mal con la idea que vulgarmente se tiene del atraso económico de Rusia. Y, sin embargo, no excluye este atraso, sino que lo complementa dialécticamente.
También la fusión del capital industrial con el bancario se efectuó en Rusia en proporciones que tal vez no haya conocido ningún otro país. Pero la mediatización de la industria por los Bancos equivalía a su mediatización por el mercado financiero de la Europa occidental. La industria pesada (metal, carbón, petróleo) se hallaba sometida casi por entero al control del capital financiero internacional, que había creado una red auxiliar y mediadora de Bancos en Rusia. La industria ligera siguió las mismas huellas. En términos generales, cerca del 40 por 100 del capital acciones invertido en Rusia pertenecía a extranjeros, y la proporción era considerablemente mayor en las ramas principales de la industria. Sin exageración, puede decirse que los paquetes de acciones que controlaban los principales bancos, empresas y fábricas de Rusia estaban en manos de extranjeros, debiendo advertirse que la participación de los capitales de Inglaterra, Francia y Bélgica representaba casi el doble de la de Alemania.
Las condiciones originarias de la industria rusa y de su estructura informan el carácter social de la burguesía de Rusia y su fisonomía política. La intensa concentración industrial suponía, ya de suyo, que entre las altas esferas capitalistas y las masas del pueblo no hubiese sito para una jerarquía de capas intermedias. Añádase a esto que los propietarios de las más importantes empresas industriales, bancarias y de transportes eran extranjeros que cotizaban los beneficios obtenidos en Rusia y su influencia política en los parlamentos extranjeros, razón por la cual no sólo no les interesaba fomentar la lucha por el parlamentarismo ruso, sino que muchas veces le hacían frente: bate recordar el vergonzoso papel que desempeñaba en Rusia la Francia oficial. Tales eran las causas elementales e insuperables del aislamiento político y del odio al pueblo de la burguesía rusa. Y si ésta, en los albores de su historia, no había alcanzado el grado necesario de madurez para acometer la reforma del Estado, cuando las circunstancias le depararon la ocasión de ponerse al frente de la revolución demostró que llegaba ya tarde.
En consonancia con el desarrollo general del país, la base sobre la que se formó la clase obrera rusa no fue el artesanado gremial, sino la agricultura; no fue la ciudad, sino el campo. Además, el proletariado de Rusia no fue formándose paulatinamente a lo largo de los siglos, arrastrando tras sí el peso del pasado, como en Inglaterra, sino a saltos, por una transformación súbita de las condiciones de vida, de las relaciones sociales, rompiendo bruscamente con el ayer. Esto fue, precisamente, lo que, unido al yugo concentrado el zarismo, hizo que los obreros rusos asimilaran las conclusiones más avanzadas del pensamiento revolucionario, del mismo modo que la industria rusa, llegada al mundo con retraso, asimiló las últimas conquistas de la organización capitalista.
El proletariado ruso tornaba a producir, una y otra vez, la breve historia de sus orígenes. Al tiempo que en la industria metalúrgica, sobre todo en Petersburgo, cristalizaba y surgía una categoría de proletarios depurados que habían roto completamente con la aldea, en los Urales seguía predominando el tipo obrero de semiproletario, semicampesino. La afluencia de nuevas hornadas de mano de obra del campo a las regiones industriales renovaba todos los años los lazos que unían al proletariado con su cantera social.
La incapacidad de acción política de la burguesía se hallaba directamente informada por el carácter de sus relaciones con el proletariado y la clase campesina. La burguesía no podía arrastrar consigo a los obreros a quienes la vida de todos los días enfrentaba con ella y que, además, aprendieron en seguida a generalizar sus problemas. Y la misma incapacidad demostraba para atraerse a los campesinos, atada como estaba a los terratenientes por una red de intereses comunes y temerosa de que el régimen de propiedad, en cualquiera de sus formas, se viniese a tierra. El retraso de la revolución rusa no era tan sólo, como se ve, un problema de cronología, sino que afectaba también a la estructura social del país.
Inglaterra hizo su revolución puritana en una época en que su población total no pasaba de los cinco millones y medio de habitantes, de los cuales medio millón correspondía a Londres. En la época de la Revolución francesa París no contaba tampoco con más de medio millón de almas de los veinticinco que formaban el censo total del país. A principios del siglo XX Rusia tenía cerca de ciento cincuenta millones de habitantes, más de tres millones de los cuales se concentraban en Petrogrado y Moscú. Detrás de estas cifras comparativas laten grandes diferencias sociales. La Inglaterra del siglo XVII, como la Francia del siglo XVIII, no conocían aún el proletariado moderno. En cambio, en Rusia la clase obrera contaba, en 1905, incluyendo la ciudad y el campo, no menos de diez millones de almas, que, con sus familias, venían a representar más de veinticinco millones de almas, cifra que superaba la de la población total de Francia en la época de la Gran Revolución. Desde los artesanos acomodados y los campesinos independientes que formaban en el ejército de Cromwell hasta los proletarios industriales de Petersburgo, pasando por los sansculottes de París, la revolución hubo de modificar profundamente su mecánica social, sus métodos, y con éstos también, naturalmente, sus fines.
Los acontecimientos de 1905 fueron el prologo de las dos revoluciones de 1917: la de Febrero y la de Octubre. El prólogo contenía ya todos los elementos del drama, aunque éstos no se desarrollasen hasta el fin. La guerra ruso-japonesa hizo tambalearse al zarismo. La burguesía liberal se valió del movimiento de las masas para infundir un poco de miedo desde la oposición a la monarquía. Pero los obreros se emanciparon de la burguesía, organizándose aparte de ella y frente a ella en los soviets, creados entonces por vez primera. Los campesinos s levantaron, al grito de « ¡tierra!», en toda la gigantesca extensión del país. Los elementos revolucionarios del ejército sentíanse atraídos, tanto como los campesinos, por los soviets, que, en el momento álgido de la revolución, disputaron abiertamente el poder a la monarquía. Fue entonces cuando actuaron pro primera vez en la historia de Rusia todas las fuerzas revolucionarias: carecían de experiencia y les faltaba la confianza en sí mismas. Los liberales retrocedieron ostentosamente ante la revolución en el preciso momento en que se demostraba que no bastaba con hostilizar al zarismo, sino que era preciso derribarlo. La brusca ruptura de la burguesía con el pueblo, que hizo que ya entonces se desprendiese de aquélla una parte considerable de la intelectualidad democrática, facilitó a la monarquía la obra de selección dentro del ejército, le permitió seleccionar las fuerzas fieles al régimen y organizar una sangrienta represión contra los obreros y campesinos. Y, aunque con algunas costillas rotas, el zarismo salió vivo y relativamente fuerte de la prueba de 1905.
¿Qué alteraciones introdujo en el panorama de las fuerzas sociales el desarrollo histórico que llena los once años que median entre el prólogo y el drama? Durante este período se acentúa todavía más la contradicción entre el zarismo y las exigencias de la historia. La burguesía se fortificó económicamente, pero ya hemos visto que su fuerza se basaba en la intensa concentración de la industria y en la importancia creciente del capital extranjero. Adoctrinada por las enseñanzas de 1905, la burguesía se hizo aún más conservadora y suspicaz. El peso específico dentro del país de la pequeña burguesía y de la clase media, que ya antes era insignificante, disminuyó más aún. La intelectualidad democrática no disponía del menor punto consistente de apoyo social. Podía gozar de una influencia política transitoria, pero nunca desempeñar un papel propio: hallábase cada vez más mediatizada por el liberalismo burgués. En estas condiciones no había más que un partido que pudiera brindar un programa, una bandera y una dirección a los campesinos: el proletariado. La misión grandiosa que le estaba reservada engendró la necesidad inaplazable de crear una organización revolucionaria propia, capaz de reclutar a las masas del pueblo y ponerlas al servicio de la revolución, bajo la iniciativa de los obreros. Así fue como los soviets de 1905 tomaron en 1917 un gigantesco desarrollo. Que los soviets -dicho sea de paso- no son, sencillamente, producto del atraso histórico de Rusia, sino fruto de la ley del desarrollo social combinado, lo demuestra por sí solo el hecho de que el proletariado del país más industrial del mundo, Alemania, no hallase durante la marejada revolucionaria de 1918-1919 más forma de organización que los soviets.
La Revolución de 1917 perseguía como fin inmediato el derrumbamiento de la monarquía burocrática. Pero, a diferencia de las revoluciones burguesas tradicionales, daba entrada en la acción, en calidad de fuerza decisiva, a una nueva clase, hija de los grandes centros industriales y equipada con una nueva organización y nuevos métodos de lucha. La ley del desarrollo social combinado se nos presenta aquí en su expresión última: la revolución, que comienza derrumbando toda la podredumbre medieval, a la vuelta de pocos meses lleva al poder al proletariado acaudillado por el partido comunista.
El punto de partida de la revolución rusa fue la revolución democrática. Pero planteó en términos nuevos el problema de la democracia política. Mientras los obreros llenaban el país de soviets, dando entrada en ellos a los soldados y, en algunos sitios, a los campesinos, la burguesía seguía entreteniéndose en discutir si debía o no convocarse la Asamblea constituyente.
Conforme vayamos exponiendo los acontecimientos, veremos dibujarse esta cuestión de un modo perfectamente concreto. Por ahora queremos limitarnos a señalar el puesto que corresponde a los soviets en la concatenación histórica de las ideas y las formas revolucionarias.
La revolución burguesa de Inglaterra, planteada a mediados del siglo XVIII, se desarrolló bajo el manto de la Reforma religiosa. El súbdito inglés, luchando por su derecho a rezar con el devocionario que mejor le pareciese, luchaba contra el rey, contra la aristocracia, contra los príncipes de la Iglesia y contra Roma. Los presbiterianos y los puritanos de Inglaterra estaban profundamente convencidos de que colocaban sus intereses terrenales bajo la suprema protección de la providencia divina. Las aspiraciones por que luchaban las nuevas clases confundíanse inseparablemente en sus conciencias con los textos de la Biblia y los ritos del culto religioso. Los emigrantes del Mayflower llevaron consigo al otro lado del océano esta tradición mezclada con su sangre. A esto se debe la fuerza excepcional de resistencia de la interpretación anglosajona del cristianismo. Y todavía es hoy el día en que los ministros «socialistas» de la Gran Bretaña encubren su cobardía con aquellos mismos textos mágicos en que los hombres del siglo XVII buscaban una justificación para su bravura.
La revolución burguesa de Inglaterra, planteada a mediados del siglo XVIII, se desarrolló bajo el manto de la Reforma religiosa. El súbdito inglés, luchando por su derecho a rezar con el devocionario que mejor le pareciese, luchaba contra el rey, contra la aristocracia, contra los príncipes de la Iglesia y contra Roma. Los presbiterianos y los puritanos de Inglaterra estaban profundamente convencidos de que colocaban sus intereses terrenales bajo la suprema protección de la providencia divina. Las aspiraciones por que luchaban las nuevas clases confundíanse inseparablemente en sus conciencias con los textos de la Biblia y los ritos del culto religioso. Los emigrantes del Mayflower llevaron consigo al otro lado del océano esta tradición mezclada con su sangre. A esto se debe la fuerza excepcional de resistencia de la interpretación anglosajona del cristianismo. Y todavía es hoy el día en que los ministros «socialistas» de la Gran Bretaña encubren su cobardía con aquellos mismos textos mágicos en que los hombres del siglo XVII buscaban una justificación para su bravura.
En Francia, donde no prendió la Reforma, la Iglesia católica perduró como Iglesia del Estado hasta la revolución, que había de ir a buscar no a los textos de la Biblia, sino a las abstracciones de la democracia, la expresión y justificación para los fines de la sociedad burguesa. Y por grande que sea el odio que los actuales directores de Francia sientan hacia el jacobinismo, el hecho es que, gracias a la mano dura de Robespierre, pueden permitirse ellos hoy el lujo de seguir disfrazando su régimen conservador bajo fórmulas por medio de las cuales se hizo saltar en otro tiempo a la vieja sociedad.
Todas las grandes revoluciones han marcado a la sociedad burguesa una nueva etapa y nuevas formas de conciencia de sus clases. Del mismo modo que en Francia no prendió la Reforma, en Rusia no prendió tampoco la democracia formal. El partido revolucionario ruso a quien incumbió la misión de dejar estampado su sello en toda una época, no acudió a buscar la expresión de los problemas de la revolución a la Biblia, ni a esa democracia «pura» que no es más que el cristianismo secularizado, sino a las condiciones materiales de las clases que integran la sociedad. El sistema soviético dio a estas condiciones su expresión más sencilla, más diáfana y más franca. El régimen de e los trabajadores se realiza por vez primera en la historia bajo los soviets que, cualesquiera que sean las vicisitudes históricas que les estén reservadas, ha echado raíces tan profundas e indestructibles en la conciencia de las masas como, en su tiempo, la Reforma o la democracia pura.
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(1)«Decembristas» o «dekabristas» por el mes de diciembre, en que tuvo lugar la sublevación. [NDT.]
En: http//www.marxists.org/español/trotsky
(1)«Decembristas» o «dekabristas» por el mes de diciembre, en que tuvo lugar la sublevación. [NDT.]
En: http//www.marxists.org/español/trotsky
martes, 21 de agosto de 2007
lunes, 30 de julio de 2007
RUSIA
Población e historia
De acuerdo al Censo de 2002, la población de la Federación de Rusia constituye 145.200.000 personas.
La composición étnica de la Federación de Rusia destaca por su gran diversidad. Aparte de los rusos, que constituyen el 81,5% de la población total, los de mayor numero son los tártaros (3,8%), los ucranianos (3%), los chuvashes (1,2%), los pueblos de Daguestan (1,2%), los bashkires (0,9%), los bielorrusos (0,8%) y los morduinos (0,7%). Son homogéneas por su composición étnica las regiones de noroeste, centrales y de Tierras negras del Centro, pobladas por los rusos. Por lo común, la mayoría de los pueblos organizados en sus propios Estados nacionales viven en forma compacta dentro de los límites de sus repúblicas, regiones o circunscripciones (salvo los judíos y los evencos). No obstante, el 70,8% de los morduinos, el 68% de los tártaros, el 49,6% de los maris residen fuera de los límites de sus respectivas repúblicas (1989).
Los últimos 30 años, los ritmos de crecimiento de algunos pueblos de Rusia se diferenciaban fuertemente de la media y, por consiguiente, de los rusos. Se duplicó con creces la población del Caucaso del Norte, la tuvina y la gitana. En 60-70% aumentó el número de buriatos, yakutes y calmucos. Un elevado ritmo de crecimiento se registró entre los pueblos que inmigraban enérgicamente a la Federación de Rusia de otras repúblicas de la ex Unión Soviética. Por ejemplo, entre 1959 y 1989, el número de azerbaiyanos en Rusia se multiplicó por 4,7; el de moldavos, por 2,8; de georgianos, por 2,3; de armenios, por 2,1; de kazajos, por 1,7. Simultáneamente el número de carelios y morduinos descendió a causa de la asimilación, y el de judíos debido a la emigración.
La mayoría de los pueblos que habitan Rusia consideran materno el idioma de su nacionalidad, mientras que una minoría indica como lengua materna el ruso. Lo último se refiere a la gran parte de los ucranianos, bielorrusos, alemanes, hebreos, polacos, coreanos, griegos, letones y estonios residentes en Rusia.
A raíz del hundimiento de la URSS y el surgimiento de Estados independientes, allende las fronteras de Rusia se quedó una importante diáspora rusa. Ésta se compone de los rusos autóctonos (25 millones de personas), la población no rusa que considera el ruso su idioma materno (11,2 millones), así como de otras etnias de Rusia, que consideran materno el idioma de su nacionalidad. A este último grupo pertenecen más de 800.000 tártaros, alrededor de 80.000 bashkires, decenas de miles de chuvashes, morduinos, udmurtos, maris, etc. La diáspora rusa en los territorios disgregados de la ex Unión Soviética cuenta aproximadamente con 37-38.000.000 de personas.
CREACION DEL ESTADO RUSO.- DATOS IMPORTANTES
El Estado ruso, denominado la Rus de Kiev, en cuyo territorio se configuraría la antigua nacionalidad rusa única, se formó en el siglo IX. En el año 988 Rus adoptó el cristianismo como religión oficial.
Sin embargo, en el siglo XII, debido a las enconadas guerras intestinas y el debilitamiento del poder central, se produjo la desintegración de la Rus de Kiev, dando lugar a la constitución de la República de Nóvgorod, los principados de Vladímir, Suzdal, Galitzia y Volynia, entre otros.
Las continuas rivalidades y discrepancias entre los príncipes resultaron en que ésos no pudieron hacer frente a la agresión emprendida contra Rusia en la primera mitad del siglo XIII por los conquistadores tártaro-mongoles. Casi durante 250 años Rusia permaneció bajo el dominio tártaro-mongol que trajo un sin fin de calamidades y provocó enormes víctimas entre la población, perjudicando irreparablemente el desarrollo económico, político y cultural del país. En 1380, en el campo de Kulikovo un golpe demoledor a los agresores fue asestado por las fuerzas unificadas de las tierras rusas al mando del Gran príncipe moscovita Demetrio del Don. No obstante, la definitiva liberación del yugo tártaro se conseguiría solo cien años más tarde.
En los siglos XIV-XVI las tierras del Noreste y Noroeste de Rusia empiezan a nuclearse en torno a Moscú, lo que culminaría en la formación de un Estado ruso unificando y la nación rusa.
A comienzos del siglo XVII Rusia rechazó la intervención polaco-lituana y sueca. A mediados de la misma centuria a Rusia se une Ucrania conformando un Estado único.
Las reformas de Pedro el Grande, realizadas a fines del siglo XVII y el primer cuarto del siglo XVIII, dieron un empuje a la modernización de Rusia y su desarrollo político-económico, social y cultural. Las brillantes victorias obtenidas por las tropas de Pedro I en la Guerra de Norte (1700-1721), permitieron que Rusia saliera al mar Báltico, "abriéndose una ventana a Europa", según la expresión metafórica de entonces. En ese periodo se intensificó la diplomacia y se ampliaron significativamente las relaciones internacionales de Rusia.
En los siglos XVI-XIX, resultante de la integración voluntaria a Rusia de varios pueblos no rusos que habitaban los vastos territorios del Norte, Volga, Urales, Siberia y Extremo Oriente, se forma un Estado multinacional: el Imperio Ruso.
A comienzos del siglo XIX los pueblos del Imperio Ruso se levantaron en armas contra la agresión de Napoleón (Guerra Patria de 1812).
Un hito importante en la historia rusa fue la reforma agraria de 1861, que abolió la servidumbre existente desde el siglo XVI e impulsó el desarrollo acelerado de la economía nacional. En las últimas décadas del siglo XIX se registraba un vertiginoso auge industrial, el desarrollo de la empresa privada, del sistema bancario y el comercio. Al mismo tiempo, se agudizaron las contradicciones sociales, aumentó el descontento con la autocracia zarista.
La primera Guerra Mundial, desencadenada en 1914, requirió un esfuerzo inaudito de la economía rusa, agotando sus recursos materiales y financieros. Los cálculos equivocados de los jefes militares y los reveses desequilibraron la vida social, provocando una grave crisis.
En 1917, el Partido Obrero Socialdemócrata (bolchevique) Ruso, con Vladímir Lenin a la cabeza, realizó la Revolución de Octubre, que determinó el destino del país por muchas décadas. Como principales objetivos de la revolución fueron proclamadas la liquidación de la desigualdad de clases, la construcción de una sociedad socialista y después comunista.
En diciembre de 1922 fue constituida la Unión Soviética (URSS).
Durante dos décadas subsiguientes la cumbre gobernante, encabezada por Iosif Stalin, concentró en sus manos un poder ilimitado, instaurando el sistema de gobierno totalitario. Se iniciaron persecuciones masivas a los disidentes y represiones de millones de ciudadanos soviéticos. Las purgas en el cuerpo dirigente del Ejército Rojo afectaron funestamente la capacidad defensiva de la nación. Sin embargo, a la par de las arbitrariedades políticas y jurídicas, el país modernizó a ritmos acelerados su industria y sus fuerzas armadas, desplegó gigantescas obras de construcción.
La Gran Guerra Patria de 1941-1945 significó una dura prueba para el pueblo soviético. La lucha contra el agresor nazi fascista se desplegó a nivel nacional. En corto plazo el Estado movilizó todos los medios y recursos disponibles para organizar resistencia al enemigo. Gracias al valor de los soldados soviéticos, al genio marcial de toda una pléyade extraordinariamente talentosa de jefes militares y a los esfuerzos de todo el pueblo, la Unión Soviética pudo hacer un aporte decisivo en la derrota contundente de la Alemania fascista.
En la década del 60 el socialismo alcanzó el punto culminante de su desarrollo, al que siguieron, primero, el estancamiento y, después, la crisis. El voluntarismo y la burocratización del aparato dirigente del país; una economía muy costosa cuyos gastos se cubrían fundamentalmente con ingresos provenientes de la exportación de materias primas; las ingentes inversiones en la industria de guerra; la baja competitividad de la mayoría de los artículos, en especial de amplio consumo, en el mercado mundial; la paralización de cualquier iniciativa; la ideologización de todos los sectores de la vida social y la política exterior en detrimento a la lógica sensata; las continuas persecuciones a los disidentes, todo ello poco concordaba con las ideas proclamadas de la construcción de un futuro luminoso.
A mediados de los años 80 el país se vio ante la necesidad de efectuar cambios cardinales en la economía y la organización sociopolítica del Estado. Bajo de dirección del Presidente de la URSS Mijaíl Gorbachev fue iniciada la perestroika. Sin embargo, la realización de reformas resultó ser una tarea extraordinariamente difícil. La aparición de las nuevas relaciones sociales provocó la inestabilidad económica, una inflación galopante, una lucha enconada entre las fuerzas políticas, la tirantez social y los conflictos interétnicos.
En 1991, como resultado de los acuerdos de Belovezhskaia Puscha, la Unión Soviética deja de existir. La sucede la Federación de Rusia. Bajo el mando del primer presidente de la Federación de Rusia, Boris Yeltsin, el país intentó un camino de reformas con vista a modernizar la sociedad rusa. Se implementó una privatización en masa, pero la falta de experiencia social en la solución de los problemas tan complicados como son la transición a la economía de mercado, la articulación de las nuevas relaciones de producción y la organización de la empresa privada influyó de modo negativo en la marcha de las reformas. La estratificación social, la disminución del nivel de vida de una parte considerable de la población, la arraigada costumbre de fiar al Estado la tarea de garantizar la situación económica de uno y un alto nivel de la delincuencia agudizaron la lucha política, alimentando la tensión social.
El 31 de diciembre de 1999, Yeltsin anunció su dimisión voluntaria interino. El 26 de marzo del año 2000, a raíz de los comicios democráticos Putin fue electo Presidente de la Federación de Rusia; y el 14 de marzo del 2004, reelecto para su segundo periodo presidencial.
A pesar de las dificultades de distinta índole, Rusia ha ingresado en el tercer milenio siguiendo el rumbo que no tiene alternativa, el de reformas. Es el único camino que permite crear una economía eficaz y asegurar una vida digna a la población, el camino que permite al Estado ruso incorporarse orgánicamente al sistema económico mundial brindando un aporte constructivo al desarrollo de las relaciones civilizadas y mutuamente beneficiosas entre Estados.
(Centro Virtual de Ciencia y cultura España-Rusia)
en: http//www.centro-curltual-ruso.es/InfoRus3.htm
Moscú
Moscú es la ciudad heroica, uno de los más importantes centros políticos, industriales, científicos y culturales del mundo. Los confines de la ciudad están delimitados en lo fundamental por la Autopista de circunvalación de Moscú (MKAD). La metrópoli abarca a más 1.000 km2. Por el número de habitantes (8.881.000) forma entre las urbes más grandes del planeta.
El próximo año 2007 la capital rusa cumplirá sus 860 años.
La primera mención de Moscú figura en las crónicas del monasterio de Ipati bajo el año 1147. En la segunda mitad del siglo XIII la ciudad se convierte en la capital del Principado de Moscú; en el siglo XIV es el centro del Gran Principado de Moscovia y a partir de la segunda mitad del siglo XV ostenta el título de capital del Estado Ruso unificado.
En el siglo XVI se da un salto en el desarrollo de las industrias y artesanías, en Moscú surgen importantes empresas y talleres del Estado. Es a la vez la época de un vertiginoso auge cultural: se erigen las obras arquitectónicas tan excelsas como la Catedral de San Miguel Arcángel y el Campanario de Iván el Grande en el Kremlin, la Catedral de la Intercesión (Iglesia de San Basilio) en la Plaza Roja, se inaugura la primera imprenta.
En el siglo XVII Moscú se configura como centro económico y comercial y a comienzos del siglo XVIII ya es la mayor ciudad industrial y comercial de Rusia con gran número de manufacturas, fundamentalmente textiles. Con el traslado, en 1712, de la capital de Rusia a San Petersburgo, Moscú mantiene la categoría de capital de primer trono.
A partir del 12 de marzo de 1918 Moscú pasó a ser la capital de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFSR); el 30 de diciembre de 1922,la de la URSS,y desde diciembre de 1991 la de la Federación de Rusia.
La Moscú actual es el importantísimo centro económico de Rusia, núcleo de la Zona Económica Central, la más avanzada en cuanto al nivel de desarrollo de la industria transformadora y el potencial científico, técnico y sociocultural.
Aquí hay empresas industriales de diferente escala. La plantilla de un 50% de las fábricas y los talleres no supera 500 plazas. Entre las grandes empresas se destacan las de construcción de automóviles, máquinas-herramientas, líneas automáticas de producción y maquinaria especial, electrotecnia, radioelectrónica, fabricación de aparatos, equipos térmicos automáticos, rodamientos, aviación, etc.
Las empresas industriales de la ciudad producen un amplio abanico de equipos y aparatos electrodomésticos: televisores, relojes (cerca del 25% de la producción nacional), planchas eléctricas (16%), refrigeradores y neveras (5,7%), aspiradoras de polvo eléctricas (6,9%) y otros.
En Moscú existen varias empresas siderúrgicas y de metales no ferrosos.
La industria química capitalina produce caucho y artículos de goma, plásticos, diferentes sintéticos, derivados de petróleo, etc.
La industria alimentaria está representada por las ramas de carne, láctea, confitería, panadería, perfumería y demás.
Destaca por la importancia de su base industrial la construcción industrial de viviendas. Las plantas y empresas especializadas provistas de tecnologías modernas, producen estructuras, piezas unificadas y materiales de acabado, en fin, todo lo necesario para construir viviendas con elementos prefabricados.
Moscú es la mayor plaza financiera y comercial del país, aquí están asentadas las directivas de numerosos bancos (incluido el Banco Central de Rusia), de importantes companías rusas, representaciones de firmas extranjeras, etc.
Moscú es el principal nudo de comunicaciones en la parte europea de Rusia. La capital se comunica con todos los confines del país mediante once líneas ferroviarias. El nudo ferroviario capitalino atiende nueve estaciones de pasajeros y decenas de estaciones de clasificación de cargas.
Moscú es importante centro de transportación de cargas en camiones por carretera. A tal efecto sirven las trece principales carreteras radiales.
Moscú cuenta con cuatro aeropuertos: Sheremétievo, Vnúkovo, Domodiédovo y Bykovo.
La construcción de la Vía de navegación del Volga y el Báltico y el Canal navegable del Volga y el Don vinculó Moscú con los mares Báltico, Blanco, Caspio, Azov y Negro. La capital dispone de tres grandes puertos fluviales: Oeste, Norte y Sur.
La extensión de todas las rutas de transporte urbano es de 7.000 km. Funcionan 150 estaciones del Metro.
Moscú es uno de los mayores centros de la ciencia mundial. En la capital trabajan mas de 800 institutos de investigaciones científicas con sucursales y secciones. La institución científica rectora es la Academia de Ciencias de Rusia. Tienen sus sedes en la capital también las academias sectoriales: médica, agrícola, pedagógica y de Bellas Artes, que impulsan vínculos científicos internacionales y participan en las labores de las organizaciones científicas internacionales. Es mundialmente conocido el Instituto Unificado de Investigaciones Nucleares, ubicado en la ciudad de Dubna, a 128 km al norte de Moscú.
Moscú cuenta con más de 100 centros de enseñanza superior (academias, universidades, institutos, etc.). El más antiguo y prestigioso es la Universidad Estatal M. Lomonósov. La capital es el emporio mundial de educación superior: aquí concurren a cursar estudios los jóvenes de los países en vías de desarrollo de Asia, África y América Latina.
En total son más de 4,000 bibliotecas de Estado o pertenecientes a organizaciones sociales, cuyos fondos ascienden a unos 400 millones de volúmenes.
Entre casi 100 museos nacionales moscovitas y sus filiales los más famosos son los del Kremlin (incluida la Armería), la Galeria Tretiakov, el Museo de Artes Plásticas A. Pushkin, el Museo de Artes Decorativas y Aplicadas de Rusia, el Museo de Bellas Artes de los Pueblos del Oriente, el Museo de la Historia, el Museo Politécnico, el Museo-Panorama "La Batalla de Borodinó", los museos conmemorativos dedicados a célebres personalidades de ciencia y cultura.
Es muy rica la vida teatral: funcionan más de 60 teatros profesionales, entre otros, el Bolshoi, el Mali, el MJAT M. Gorki, el MJAT. Chéjov, el Teatro Vajtángov, el Teatro Mayakovski, el Teatro Mossoviet, el Lenkom, el de Drama y Comedia en Taganka, el de Títeres S. Obraztsov, etc.
En Moscú hay dos circos con sus propias sedes permanenes y 20 salas de conciertos. Dos veces al año los aficionados al arte pueden disfrutar de las fiestas que se organizan en la capital: el festival primaveral Estrellas de Moscú (5-15 de mayo) y el festival invernal Invierno Ruso (25 de diciembre - 5 de enero).
En la capital están abiertos al público más de 50 jardines y parques históricos.
Moscú es el principal centro turístico de Rusia. Agencias de turismo y excursionismo ofrecen más de 500 itinerarios para todos los gustos y atienden alrededor de 3 millones de turistas al año.
El Plan General de Desarrollo de Moscú hasta el año 2010 prevé una cardinal reestructuración de la economía industrial y urbana. Especial atención se prestará a la reconstrucción de los valiosísimos monumentos históricos y culturales.
El próximo año 2007 la capital rusa cumplirá sus 860 años.
La primera mención de Moscú figura en las crónicas del monasterio de Ipati bajo el año 1147. En la segunda mitad del siglo XIII la ciudad se convierte en la capital del Principado de Moscú; en el siglo XIV es el centro del Gran Principado de Moscovia y a partir de la segunda mitad del siglo XV ostenta el título de capital del Estado Ruso unificado.
En el siglo XVI se da un salto en el desarrollo de las industrias y artesanías, en Moscú surgen importantes empresas y talleres del Estado. Es a la vez la época de un vertiginoso auge cultural: se erigen las obras arquitectónicas tan excelsas como la Catedral de San Miguel Arcángel y el Campanario de Iván el Grande en el Kremlin, la Catedral de la Intercesión (Iglesia de San Basilio) en la Plaza Roja, se inaugura la primera imprenta.
En el siglo XVII Moscú se configura como centro económico y comercial y a comienzos del siglo XVIII ya es la mayor ciudad industrial y comercial de Rusia con gran número de manufacturas, fundamentalmente textiles. Con el traslado, en 1712, de la capital de Rusia a San Petersburgo, Moscú mantiene la categoría de capital de primer trono.
A partir del 12 de marzo de 1918 Moscú pasó a ser la capital de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFSR); el 30 de diciembre de 1922,la de la URSS,y desde diciembre de 1991 la de la Federación de Rusia.
La Moscú actual es el importantísimo centro económico de Rusia, núcleo de la Zona Económica Central, la más avanzada en cuanto al nivel de desarrollo de la industria transformadora y el potencial científico, técnico y sociocultural.
Aquí hay empresas industriales de diferente escala. La plantilla de un 50% de las fábricas y los talleres no supera 500 plazas. Entre las grandes empresas se destacan las de construcción de automóviles, máquinas-herramientas, líneas automáticas de producción y maquinaria especial, electrotecnia, radioelectrónica, fabricación de aparatos, equipos térmicos automáticos, rodamientos, aviación, etc.
Las empresas industriales de la ciudad producen un amplio abanico de equipos y aparatos electrodomésticos: televisores, relojes (cerca del 25% de la producción nacional), planchas eléctricas (16%), refrigeradores y neveras (5,7%), aspiradoras de polvo eléctricas (6,9%) y otros.
En Moscú existen varias empresas siderúrgicas y de metales no ferrosos.
La industria química capitalina produce caucho y artículos de goma, plásticos, diferentes sintéticos, derivados de petróleo, etc.
La industria alimentaria está representada por las ramas de carne, láctea, confitería, panadería, perfumería y demás.
Destaca por la importancia de su base industrial la construcción industrial de viviendas. Las plantas y empresas especializadas provistas de tecnologías modernas, producen estructuras, piezas unificadas y materiales de acabado, en fin, todo lo necesario para construir viviendas con elementos prefabricados.
Moscú es la mayor plaza financiera y comercial del país, aquí están asentadas las directivas de numerosos bancos (incluido el Banco Central de Rusia), de importantes companías rusas, representaciones de firmas extranjeras, etc.
Moscú es el principal nudo de comunicaciones en la parte europea de Rusia. La capital se comunica con todos los confines del país mediante once líneas ferroviarias. El nudo ferroviario capitalino atiende nueve estaciones de pasajeros y decenas de estaciones de clasificación de cargas.
Moscú es importante centro de transportación de cargas en camiones por carretera. A tal efecto sirven las trece principales carreteras radiales.
Moscú cuenta con cuatro aeropuertos: Sheremétievo, Vnúkovo, Domodiédovo y Bykovo.
La construcción de la Vía de navegación del Volga y el Báltico y el Canal navegable del Volga y el Don vinculó Moscú con los mares Báltico, Blanco, Caspio, Azov y Negro. La capital dispone de tres grandes puertos fluviales: Oeste, Norte y Sur.
La extensión de todas las rutas de transporte urbano es de 7.000 km. Funcionan 150 estaciones del Metro.
Moscú es uno de los mayores centros de la ciencia mundial. En la capital trabajan mas de 800 institutos de investigaciones científicas con sucursales y secciones. La institución científica rectora es la Academia de Ciencias de Rusia. Tienen sus sedes en la capital también las academias sectoriales: médica, agrícola, pedagógica y de Bellas Artes, que impulsan vínculos científicos internacionales y participan en las labores de las organizaciones científicas internacionales. Es mundialmente conocido el Instituto Unificado de Investigaciones Nucleares, ubicado en la ciudad de Dubna, a 128 km al norte de Moscú.
Moscú cuenta con más de 100 centros de enseñanza superior (academias, universidades, institutos, etc.). El más antiguo y prestigioso es la Universidad Estatal M. Lomonósov. La capital es el emporio mundial de educación superior: aquí concurren a cursar estudios los jóvenes de los países en vías de desarrollo de Asia, África y América Latina.
En total son más de 4,000 bibliotecas de Estado o pertenecientes a organizaciones sociales, cuyos fondos ascienden a unos 400 millones de volúmenes.
Entre casi 100 museos nacionales moscovitas y sus filiales los más famosos son los del Kremlin (incluida la Armería), la Galeria Tretiakov, el Museo de Artes Plásticas A. Pushkin, el Museo de Artes Decorativas y Aplicadas de Rusia, el Museo de Bellas Artes de los Pueblos del Oriente, el Museo de la Historia, el Museo Politécnico, el Museo-Panorama "La Batalla de Borodinó", los museos conmemorativos dedicados a célebres personalidades de ciencia y cultura.
Es muy rica la vida teatral: funcionan más de 60 teatros profesionales, entre otros, el Bolshoi, el Mali, el MJAT M. Gorki, el MJAT. Chéjov, el Teatro Vajtángov, el Teatro Mayakovski, el Teatro Mossoviet, el Lenkom, el de Drama y Comedia en Taganka, el de Títeres S. Obraztsov, etc.
En Moscú hay dos circos con sus propias sedes permanenes y 20 salas de conciertos. Dos veces al año los aficionados al arte pueden disfrutar de las fiestas que se organizan en la capital: el festival primaveral Estrellas de Moscú (5-15 de mayo) y el festival invernal Invierno Ruso (25 de diciembre - 5 de enero).
En la capital están abiertos al público más de 50 jardines y parques históricos.
Moscú es el principal centro turístico de Rusia. Agencias de turismo y excursionismo ofrecen más de 500 itinerarios para todos los gustos y atienden alrededor de 3 millones de turistas al año.
El Plan General de Desarrollo de Moscú hasta el año 2010 prevé una cardinal reestructuración de la economía industrial y urbana. Especial atención se prestará a la reconstrucción de los valiosísimos monumentos históricos y culturales.
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