miércoles, 12 de septiembre de 2007

UNA MIRADA A RUSIA EN EL PERÍODO DE LA INDUSTRIALIZACIÓN

Texto preparado por Rosa María Montes M.


La supresión de la servidumbre inaugura el periodo capitalista de la historia de Rusia. El desarrollo industrial de la primera mitad del siglo XIX y la exportación creciente de cereales había iniciado únicamente una acumulación de capitales, pero que eran insuficientes para permitir recuperar el retraso económico.

Rusia pudo entrar verdaderamente en la era industrial con la intervención del Estado y con los préstamos de los capitales extranjeros. Los profundos cambios de sus estructuras económicas son un hecho tardío, posterior a 1880. La debilidad del mercado de consumo campesino que se extendía muy lentamente, así como el mercado de capitales privados, obligó al gobierno a que, mediante las finanzas públicas y los bancos extranjeros, se convirtiera en el principal cliente de la gran industria, animado por los pedidos de paño para la tropa, de productos metalúrgicos para la armada, la flota de guerra y los ferrocarriles.

La construcción de las vías férreas y el desarrollo financiero

El gobierno, por razones a la vez políticas y económicas, emprendió la construcción de una red de vías férreas. Antes de la guerra de Crimea, únicamente existían dos líneas de interés general: la de San Petersburgo en Tsarskoïe Selo (1837), de utilidad muy local, y la línea San Petersburgo–Moscú, puesta en servicio en 1851. Treinta años más tarde la red alcanzaba una longitud de 25.000 km, uniendo varias ciudades y localidades tales como Moscú, Kharkov (Járkov), Kiev, Rostov del Don , además de ciudades extranjeras: Varsovia, Riga, Kiev, Königsberg y unía varias ciudades meridionales del mar Negro.

La fabricación de rieles, y posteriormente de máquinas, convirtió a la Ucrania agrícola, en el último cuarto del siglo XIX, en una gran región industrial. La construcción del tren Transiberiano, que se inició en 1891 y finalizó en 1902, reforzó la colonización siberiana, permitió mejorar las regiones meridionales de este inmenso territorio, y fue el instrumento de la política de expansión en Extremo Oriente. En 1913, la extensión de la red ferroviaria que alcanzó (sin Finlandia) los 70.000 km, no respondía aún a las necesidades estratégicas y económicas del país. La navegación fluvial tradicional se modernizó a finales de siglo; a los 20.000 barcos no motorizados se añadieron, en 1895, 2.539 de vapor, número que se había multiplicado en 1913. La construcción de las vías férreas, el equipamiento de los puertos, la fabricación de armamento que asociaba cada vez más capitales privados y participación del Estado y que requería un llamamiento al capitalismo occidental, comprometieron al gobierno en una política financiera que dominó toda la vida económica de la segunda mitad del siglo. A fines del siglo XIX los impuestos indirectos, que recaían principalmente sobre el campesinado, reestablecieron el equilibrio presupuestario (1888).
La tarifa proteccionista de (1891) mejoró la balanza del comercio exterior, provocando una guerra aduanera de tres años con Alemania. Pero ya el acercamiento con Francia, por razones políticas, convertía a París en un mercado de capitales con destino a Rusia, en forma de préstamos estatales y de inversiones privadas. La alianza franco-rusa (1891-1892) reforzó la confianza que inspiraba Rusia, pero, inversamente, la utilización de préstamos permitió que el gobierno estableciera, en 1897, el rublo-oro, moneda fuerte y estable que consolidó su crédito. La Exposición universal de París (1900) fue la ocasión de numerosas publicaciones oficiales que glorificaban la potencia del Imperio ruso.

La construcción de fábricas

Sobre estas bases financieras sólidas, que favorecían la multiplicación de bancos y sociedades (en 1900, se calculaban un millar de sociedades anónimas industriales y de gran comercio, a la vez rusas y extranjeras, y 125 sociedades extranjeras), la industria progresa rápidamente, sobre todo en los últimos años del siglo XIX. Las fábricas rusas cubren entonces completamente las necesidades de rieles y de vagones, así como casi todas las necesidades de locomotoras.

La flota de guerra, reducida durante la guerra de Crimea, se reconstruye a partir de 1882, y dos acorazados con nombres simbólicos (Catalina II y Chesmé) se lanzan al mar Negro (1886).

La construcción de fábricas, sobre todo en Ucrania, y el desarrollo de las ciudades aumentan el consumo de productos metalúrgicos. El censo de 1897, completo y detallado, muestra la importancia del mercado urbano: la población del Imperio pasó de 100 millones de habitantes, en 1888, a 128 millones en 1897, de los cuales el 53 % vivía en las ciudades ( siendo el 27 % en 1863). Rusia vio crecer sus antiguas ciudades: San Petersburgo, 1.265.000 habitantes en 1900; Moscú, 1 millón; Odesa, 400.000; Riga, 282.000 y Kiev, 248.000), y cuenta con nueve ciudades de 100.000 a 200.000 habitantes, así como treinta de 50.000 a 100.000. Aunque las construcciones utilizan aún en una proporción de 50 %, la artesanía de la madera, los grandes trabajos contratados por el Estado y las municipalidades animan la producción.

El mercado de consumo campesino se amplía debido más al crecimiento de la población que al aumento del nivel de vida, que sigue siendo bajo para un gran número de habitantes. No obstante, el consumo de azúcar y, sobre todo, de telas de algodón aumentó mucho entre 1890 y 1899). Pero el peso de los impuestos limitaba las compras.

La geografía industrial

La geografía industrial del país cambió rápidamente. A las regiones de actividad antigua, como San Petersburgo, Moscú, Ivánovo-Voznessensk y Ura,l se une Ucrania donde, a partir de 1880, se instalan fábricas metalúrgicas modernas, casi todas en manos de sociedades y de bancos extranjeros, ingleses, franceses y belgas, que explotan el carbón de Donetsk y el hierro de Krivói-Rog, unidas en 1885 por la vía férrea "Catalina".

Hacia 1900, se cuentan diecisiete grandes establecimientos industriales (región de Ekaterinoslav), con el “espíritu de empresa teñida de americanismo”. La metalurgia había transformado la fisonomía de la Ucrania cerealista e impulsó a las industrias agrícolas: almacenes, destilerías, cervecerías, manufacturas de tabaco y refinerías de azúcar (que proporcionaban los dos tercios de la producción total del Imperio).

Las nuevas fábricas de la región de San Petersburgo y de las ciudades bálticas poseen igualmente un carácter moderno, sus actividades portuarias son considerables, mezclando las iniciativas extranjeras y rusas. La importación de algodón, de caucho, de metales y de carbón, la presencia de astilleros aseguran el desarrollo industrial: las hilanderías de algodón de San Petersburgo, con sus 33.000 obreros en 1913, proporcionaban el 16 % de la producción nacional; pero la industria algodonera se ampliaba hacia el oeste, en Krengholm, cerca de Narva (más de 10.000 obreros), mientras que la manufactura Treugolnik (Triángulo) de Riga (8.000 obreros) fabricaba millones de galoshi (zapatos de caucho).

En la capital, Moscú, las industrias de material eléctrico y las imprentas del Estado ocupaban a miles de obreros; no obstante, la más importante era la de Putilov (construcción de maquinaria, fabricaciones de guerra), creada en 1868, que, en 1913, contaba con 13.000 obreros. La influencia extranjera – americana en Riga, inglesa en Krengholm y en las hilanderías de la capital y francesa en la fábrica de Putilov – fuerte en la región de San Petersburgo, es más débil en la región de Moscú, y casi nula en el Ural.

Mientras, el Ural metalúrgico, donde coexisten fábricas estatales y establecimientos de importancia media en manos de grandes familias (los Demidov, Stroganov, Jekovlev), “dormita”, según la expresión del sabio ruso Mendeleiev, y no comienza a modernizarse hasta los primeros años del siglo XX.

La región de Moscú, con la región de Ivánovo-Voznessensk (el “Manchester ruso”), se convirtió en el centro económico más activo de Rusia, ocupando, en 1908, 800.000 obreros en las industrias más diversas; no obstante, las fábricas textiles predominan, estando en manos de grandes familias de burgueses rusos, que reciben algodón de Asia central en cantidad creciente y proveen de cotonadas a todos los mercados del país.

Constitución de un proletariado

El desarrollo industrial creó un proletariado obrero, en número aún limitado (1 millón de obreros de fábricas en 1880; 2 millones en el censo de 1897; 3 millones en 1913) que se aparta cada vez más del campo y se concentra en las grandes ciudades y en regiones bien determinadas.

Debido a las condiciones de trabajo en la fábrica y a la vida en los miserables alrededores, se plantea un grave problema social, aún más cuando el sistema de representación lo excluye de la ciudad. (Así, por ejemplo, en Ivánovo, que cuenta en 1906 con 100.000 habitantes, de los cuales un tercio son obreros, la municipalidad es elegida por 516 electores).

Por otro lado, la industria no podía absorber el exceso de población campesina, que buscaba nuevas tierras hacia el sur y el este. Incluso antes de la construcción del Transiberiano entre 1880 y 1890, 50.000 colonos se dirigían anualmente hacia Siberia.

En la Rusia europea, la colonización era más densa, duplicando entre 1860 y 1912 la superficie de las tierras cultivadas en las regiones de Ekaterinoslav, Kherson, Toride y el territorio del Don, y quintuplicándola en las tierras de Samara, Orenburgo, Ufá y Astracán (cuenca del Volga y Preural). La situación campesina era más penosa en las regiones antiguamente pobladas, que eran también las más industrializadas y las más urbanizadas.

Situación del campesinado

La emancipación de los siervos de 1861 fue el acontecimiento más importante de la historia rusa del siglo XIX. Fue el comienzo del fin del monopolio del poder ostentado por la aristocracia terrateniente. La emancipación supuso una aportación de nueva mano de obra a las ciudades; estimuló la industria y las clases medias crecieron en número e influencia; sin embargo, en lugar de cederles gratuitamente las tierras que habían trabajando, los campesinos liberados tuvieron que pagar un impuesto especial de por vida al gobierno, que a cambio pagó un generoso precio a los antiguos señores por la tierra que habían perdido. En numerosas ocasiones los campesinos acabaron con las peores tierras. Todo el territorio cedido a los campesinos era propiedad colectiva de la mir, la comunidad aldeana, que dividía la tierra entre los campesinos y realizaba tareas de supervisión.

En resumen, aunque la servidumbre fue abolida, como este logro se consiguió en términos desfavorables para los campesinos, no se lograron aplacar los ánimos revolucionarios a pesar de las intenciones de Alejandro II.

El nuevo campesinado pronto se atrasó en los pagos al gobierno porque la tierra que recibían era pobre y porque los métodos de agricultura rusa eran inadecuados. Los antiguos poseedores de tierras tuvieron que vender sus tierras para quedar como solvente, ya que la mayoría no podía manejar la tierra sin los siervos.

Los partidos políticos en la Rusia industrial

Alejandro III fue sucedido por su hijo Nicolás II (1894-1917). La Revolución Industrial, que empezaba a ejercer una influencia importante en Rusia, fomentaría los factores que finalmente acabarían con el zar.
Los elementos liberales entre los capitalistas y la nobleza creían en una reforma social pacífica y en una monarquía constitucional, tomando parte en los Demócratas Constitucionales, también llamados Kadets.
Los revolucionarios socialistas integraron en su doctrina la tradición Narodnik, y exigieron la distribución de la tierra entre los que la trabajasen: los campesinos.
Otro grupo radical era el de los Socialdemócratas, representantes del marxismo en Rusia, que formó el Partido Obrero Social Demócrata de Rusia (POSDR). Ganando cada vez más apoyo por parte de intelectuales y la clase obrera urbana, propugnaban una revolución social, económica y política.

En 1903, el partido Obrero Socialdemócrata se escindió en dos facciones: los mencheviques (voz que significa minoría) y los bolcheviques (voz que significa mayoría). Los mencheviques creían que el socialismo ruso llegaría gradual y pacíficamente y que el régimen del zar debería ser sucedido por una república democrática en la que los socialistas hubieran de cooperar con los partidos burgueses. Los bolcheviques, bajo Vladimir Lenin, sostenían que el poder debía estar en manos de los obreros y los campesinos, sin la participación de los partidos burgueses.

En enero de 1905, una serie de sucesos, conocidos como Domingo Sangriento, ocurrieron cuando una gran masa de gente se dirigió al Palacio de Invierno (residencia de los zares) en San Petersburgo para presentar una petición al zar. Cuando el grupo llegó al palacio, los cosacos (caballería del zar) abrieron fuego sobre los allí reunidos, matando a cientos de personas. El pueblo ruso llegó a tal indignación por la masacre que se declaró una huelga general demandando una república democrática. Esto marcó el inicio de la Revolución Rusa de 1905. Los soviets (consejos de trabajadores) aparecieron en la mayoría de ciudades para dirigir la actividad revolucionaria. Rusia acabó paralizada, y el gobierno, en una situación desesperada.

Era el comienzo de lo que posteriormente se transformaría en una situación revolucionaria, la que llevaría en 1917 al triunfo de la Revolución de Octubre, conocida como la Gran Revolución Socialista de Octubre.

viernes, 7 de septiembre de 2007

retrato de León Tolstoi


Retrato hecho por el pintor ruso Repin

BIOGRAFÍA DE LEON TOLSTOI

Breve biografía

Rosa María Montes M.
Filóloga

Novelista ruso, reconocido mundialmente por su excelente narrativa realista, reflejada en obras como Guerra y Paz (1869) y Ana Karenina (1877), nació el 9 de septiembre de 1828 en Yásnaia Polaina, una propiedad agrícola de su familia, en el sur de Moscú.Hijo de un terrateniente, a la edad de nueve años quedó huérfano, y se crió con unos parientes en un ambiente religioso y culto. Tuvo tutores franceses y alemanes.A los 16 años ingresó en la Universidad de Kazán, donde estudió lenguas y más tarde leyes. Abandonó sus estudios en 1847, pues no lo satisfacían. La Biblia se convirtió en uno de sus libros de cabecera, al igual que las doctrinas de Pushkin y Rousseau, entre otros autores.Después de un breve intento por mejorar las condiciones de vida de los siervos de sus tierras, entró de lleno en la alta sociedad aristocrática moscovita, a la que en sus diarios prometía reformar, y la que se convirtió, en ocasiones, en personaje principal de sus obras.En sus escritos, Tolstoi hace una crítica y dibuja de manera excepcional, psicológica y físicamente, personajes clave que permiten entender cómo era la sociedad de esa época.En 1851 se reunió con su hermano en el Cáucaso, y tras una breve permanencia, decidió incorporarse también al Ejército ruso. Allí estuvo en contacto con los cosacos, que se convertirían en los protagonistas de una de sus mejores novelas cortas, Los cosacos (1863). En esta obra, Tolstoi compara el cansancio de la juventud moscovita con el vigor y la vida al aire libre de los cosacos.En el tiempo que estuvo en el Ejército ruso, Tolstoi escribió también una serie de obras autobiográficas, comenzando con Infancia (1852), a la que siguieron: Adolescencia (1854) y Juventud (1856).Entre 1855 y 1856 escribió Sebastopol (1855-1856), una obra basada en la guerra de Crimea, durante la cual fue oficial del Ejército. En ella, Tolstoi narra recuerdos de su vida militar.Luego de que dejó el Ejército, se interesó en la pedagogía. Tolstoi era un gran pensador preocupado por la sociedad de la que formaba parte, viajó por Inglaterra y Alemania, donde estudió métodos didácticos, que puso en práctica en una pequeña escuela para hijos de campesinos, que él mismo fundó en Yasnaia Polaina. De su experiencia y cercanía con la vida de los campesinos tomó el material para su obra, poco conocida y poco difundida, Polikushka. Esta obra fue escrita en 1863, dos años después de que fuera abolida en Rusia la esclavitud campesina, es decir, la servidumbre de la tierra.. En la obra mencionada se relata la vida de los campesinos siervos de la Rusia imperial, siendo el centro de la narración la tragedia rural.En 1862 se casó con Sofía Andréievna Bers, miembro de una culta familia de Moscú. Durante los siguientes quince años formó una extensa familia (tuvo quince hijos).Guerra y paz, su obra maestra, es un retablo de la vida rusa durante las guerras de Napoleón. Ana Karenina es una novela que refleja las costumbres de la sociedad rusa, donde muestra de manera artística, una extensa radiografía de la hipocresía y las “buenas costumbres” de la sociedad de la época.Otra de sus obras más importante fue Mi confesión, testimonio de su crisis espiritual y de conciencia. La sonata a Kreutzer, Amo y criado y Resurrección, son obras en las que domina su preocupación ética junto a un análisis vigoroso y penetrante de la vida rusa.Otras obras de su autoría son: Historias para el pueblo (1884-1885); La muerte de Iván Ilich (1886); El poder y las tinieblas (1888).
Tolstoi siempre se declaró partidario de la paz, rechazó la violencia y la vida material, a pesar de vivir lujosamente, lo cual siempre lo torturó, pues vivía en una perenne contradicción, misma que ocasionaba problemas con su esposa, quien no se quería deshacer de las cosas materiales.Profundamente convencido de que la única salvación sólo podría encontrarse en Dios, su misma fe le llevó a rechazar las instituciones y creencias de la iglesia rusa y a fijar como ideal de la vida la pobreza voluntaria y el trabajo manual. Intentó renunciar a sus bienes, pero la resistencia de su familia se lo impidió.A los 82 años enfermó de neumonía y el 20 de noviembre de 1910 murió en una remota estación de ferrocarril.